Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 25 de marzo de 2002
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Cultura
Su obra Ubú rey se presentó en el Festival de Bogotá

Alfred Jarry, precursor del surrealismo y del absurdo

Autoritarismo, abusos de poder, avaricia y traición, terrenos que pisa la puesta del director esloveno Vito Taufer

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Santafe de Bogota, 24 de marzo. Envuelto en el mundo de las paradojas, el clásico-anticlásico Ubú rey, de Alfred Jarry, ha tenido en esta ciudad una puesta en escena mucho más que satisfactoria a cargo de la compañía eslovena Mladinsko Theatre.

Antiacadémico y anticonvencional en su origen vanguardista, esta obra de la desmesura y la irreverencia sobre la vida de un rey polaco se ha convertido ya en un clásico del teatro del siglo XX.

La calidad de la dramaturgia de Jarry es refrendada en este octavo Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá por el director esloveno Vito Taufer, quien logró provocar emociones diversas y a veces encontradas entre el público bogotano.

En esta ocasión Taufer presentó la primera parte del ciclo de piezas y escritos de Jarry sobre Ubú, descrito por los del Mladinsko como un monarca desorbitante cuya saga tiene "algo de la desmesura rabelesiana".

También representa, agregan, "el paradigma de la escuela patafísica, que con humor muy en serio se aproxima a las corrientes de la disidencia intelectual, especialmente en la Francia de la primera mitad del siglo XX". Jarry, aseguran, "puede considerarse en cierta forma como el precursor del surrealismo y del teatro del absurdo",

En su versión, Taufer realiza una recreación de personajes esperpénticos, quienes desarrollan acciones subversivas por su ridiculez, actitudes y comportamientos escatológicas, así como conmovedoras "regresiones" infantiles, como el sueño delirante y lleno de miedo de Ubú en una cueva, tras huir de los rusos.

A lo largo de dos horas, los asistentes al bello Teatro Colón del histórico barrio de La Candelaria fueron llevados a diversas regiones de reflexión acerca de la problemática "exterior" de la obra: el autoritarismo, los abusos de poder, la avaricia, la traición.

Pero también a zonas inquietantes de la psique debido al cinismo, la gula y otros excesos de unos personajes que lo mismo increpaban al público, lo aporreaban o lo llamaban a participar en un golpe de Estado. La llamada "cuarta pared" hecha añicos.

Once cuadros balcánicos

Otra obra que destaca en este festival es Barril de pólvora, ya conocida en su versión cine y ahora puesta por la compañía Yugoslav Drama Theater. Escrita por Deyan Dukovski y dirigida por Slodovan Unkovski, esta versión demostró además la generosidad ya conocida del público local, que ayer aplaudió de pie al final de la representación en el Teatro Nacional La Castellana.

Con ingeniosos y versátiles recursos escenográficos, Unkovski presenta 11 cuadros en apariencia independientes para igual número de historias. El común denominador: el patetismo, la irascibilidad, el odio, la violencia y el humor negro, todo con el trasfondo de la tragedia de los Balcanes.

En esta obra "no se puede hablar de una linealidad tradicional, ni es fácil seguir el desarrollo de una fábula concreta, pero sí de las relaciones que identifican a un grupo humano que en este caso está particularizado en los Balcanes", escribe en El Tiempo el crítico y hombre de teatro Fabio Rubiano.

Una ciudad posible

Todos estos mundos creados en la metarealidad del teatro vienen a sumarse a la atmósfera más tranquila ?real y posible? de una ciudad de Bogotá que en estos días vive un relativo descanso por el éxodo de más de medio millón de habitantes debido a las vacaciones de Semana Santa.

Aquí en la capital continúa la alternancia de aire fresco y bochorno propio de un valle rodeado de montañas verdes coronadas por nubes y ubicado a 2 mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar, entre el Caribe y el comienzo de los Andes.

Continúan también la vigilancia de las calles por cuerpos especiales de la policía y del ejército; el esfuerzo civil por normalizar una vida cotidiana afectada por la inseguridad, la real y la imaginada por la paranoia; y la desazón alimentada por la noticia que hoy confirma la existencia de 162 nuevos cárteles de la droga en el país.

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