Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 13 de marzo de 2002
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Mundo

Propone al interino Hamid Karzai que use recursos de la asistencia técnica internacional

Exige Rusia pago por reconstrucción de Afganistán

Ofrece reparar 140 instalaciones industriales, en ruinas desde que las tropas soviéticas ocuparon el país

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 12 de marzo. Rusia está en la mejor disposición de participar en la reconstrucción de Afganistán, devastado por 23 años de guerra continua, pero carece de recursos y tampoco tiene intenciones altruistas. Por esto, el presidente Vladimir Putin propuso hoy al jefe del gobierno interino afgano, Hamid Karzai, quien está de visita oficial en esta capital, pagar la asistencia técnica rusa con dinero de Estados Unidos y otros países.

Así resumió un alto funcionario local el sentido y alcance de los 17 memorandos de cooperación entre empresas de Rusia y dependencias gubernamentales de Afganistán que se firmaron hoy en Moscú.

Rusia ofrece reconstruir parte de las 140 instalaciones industriales y agropecuarias en ruinas, la herencia que los soviéticos dejaron tras 10 años de ocupación del vecino país, y sólo espera que el gobierno de Karzai pueda disponer pronto del prometido fondo de ayuda internacional.

La conferencia de países donantes, celebrada en Tokio el pasado mes de enero, aprobó un primer paquete financiero para Afganistán por 4 mil 500 millones de dólares, de los cuales Kabul ha recibido sólo 18 millones.

La incierta situación política y militar en Afganistán desalienta a Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Irán y Arabia Saudita, quienes asumieron, en mayor grado, el compromiso de financiar la reconstrucción del país asiático.

Así, los documentos suscritos este martes en la capital rusa contrastan con la trascendencia geopolítica del reciente acuerdo alcanzado por Karzai en su visita a Ashgabat, la capital de Turkmenistán, en el sentido de construir un gasoducto transafgano que podría servir para transportar entre 60 mil millones y 100 mil millones metros cúbicos de gas turkmeno al año hacia Pakistán.

Afganistán recibiría como pago en especie 12 por ciento del volumen anual del gas transportado por esa vía, que además quitaría a Rusia los cerca de 30 mil millones de metros cúbicos del energético turkmeno que adquiere cada año para sus necesidades internas.

Impulsado tras bambalinas por las compañías petroleras de Estados Unidos que instalaron a Karzai en Kabul, este megaproyecto depende, ciertamente, de que se estabilice la situación en Afganistán.

El Kremlin y el grupo de Karzai, por ejemplo, mantienen serias diferencias de enfoque sobre el papel de las llamadas fuerzas internacionales de pacificación en Afganistán, el principal sustento del gobierno interino.

Mientras Rusia insiste en que las tropas extranjeras, conforme a los acuerdos de Bonn, deben ceder lo antes posible sus funciones al "nuevo" ejército afgano, eufemismo que se usa aquí en lugar de Alianza del Norte, la facción tadjika, de Karzai, implora a Estados Unidos que aumente el número de soldados extranjeros y amplíe la zona de su dislocación.

Para Moscú, la clave de la permanencia de Karzai en el poder está en el contingente de tropas internacionales.

El gobierno ruso es consciente de que los talibán encuentran cada día más respaldo entre la población de origen pashtún. Aquí las evaluaciones oficiales fueron muy comedidas para no estropear la visita de Karzai, pero en Washington, este mismo martes, el ministro ruso de Defensa, Serguei Ivanov, advirtió que la mayor parte del territorio afgano "no está bajo control de nadie", y dijo que las tropas extranjeras "no han dado ningún resultado positivo, y que sería prematuro esperar sólo tres meses después de su despliegue; el enemigo es poderoso y está bien organizado".

Coincidencia tal vez, pero reveladora de que nadie quiere ser excluido de la recomposición geopolítica de la región centroasiática, al tiempo que Putin recibía a Karzai, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, hacía lo propio con Islam Karimov, el presidente de Uzbekistán.

Hábil como pocos, Karimov se apersonó en Washington para pasar la enésima factura de su apoyo logístico a Estados Unidos y, por lo pronto, logró que la ayuda financiera para este año se triplique, hasta 160 millones de dólares. También acaricia planes para tender un gasoducto que, al atravesar suelo afgano, lleve su gas natural hacia Pakistán.

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