Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 12 de marzo de 2002
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Cultura

Desarrolla una crítica gozosa al siconálisis en su obra La moneda de oro

La profundidad, signo de Freud; la de Jung, visión panorámica: Solares

Ante la disyuntiva de elegir entre uno y otro, ''no podría tomar partido por ninguno''

El dramaturgo cree que los seres humanos, por buena o mala suerte, escapamos a las etiquetas

PABLO ESPINOSA

Sigmund Freud en el diván se siente bien y esa sensación de placidez que da el ''ponerse en manos de otro" la comparte con su médico, el doctor Carl Gustav Jung, quien en la siguiente escena está tendido, cómodo y modoso, exponiendo sus tótems sin tabúes al médico de su cabecera: el mismísimo doctor Freud, el viejo.

Es un sueño: Jung sueña que lo visita Freud, quien sueña que está en un sueño de Clara, la paciente que compartieron ambas eminencias. Los tres saltan del sueño hacia la ''realidad real", como gusta en llamar el dramaturgo Ignacio Solares al hecho teatral.

Freud, Jung y Clara son sueños interpretados, respectivamente, por los actores Miguel Solórzano, Jorge Avalos y Mónica Serna, espléndida ella en La moneda de oro, obra de Ignacio Solares que dirigida por Antonio Crestani se estrenó el fin de semana en el teatro Wilberto Cantón, donde cumplirá temporada viernes, sábados y domingos.

Ver el árbol y el bosque

En escena -esa materialización posible de los sueños- se suceden planos simultáneos, contrapuestos, entreverados y en la lógica aleatoria pero matemáticamente perfecta de lo onírico desfilan las constantes culturales que han marcado nuestra era (el descubrimiento del inconsciente, la dialéctica cognoscitiva, el amor tan fuerte como la muerte) junto a las constantes de la obra de Solares (el espiritismo de Madero, el otro; la pasión por el conocimiento en su libro Cartas a una joven psicóloga, publicado por Alfaguara; la duda como puerto de partida, el monólogo interior joyciano, las certezas de Malraux) en una atmósfera ennoblecida por el buen humor.

En entrevista -esa variante posible del diván- Ignacio Solares analiza el sueño que trae inscrita La moneda de oro en su anverso y reverso, como en un espejo júnico:

-De los vaticinios de Jung acerca de la reconciliación con losignacio_solares_7uj mitos del sexo y de la muerte, Ƒcondensas tu apuesta en la confrontación de los métodos freudiano y junguiano como caras de la misma moneda?

-Sí, aunque he planteado que no podría tomar partido por ninguno de los dos. Me apasionan e interesan casi en igual forma. La visión de Jung tenía la ventaja de ser más panorámica y la de Freud de ser más profunda. Freud veía el árbol mientras Jung el bosque. Y los escritores sabemos que una de las mejores maneras de conocer el árbol es andarnos por las ramas. De manera que ambas visiones resultan complementarias. Cuando Jung, a quien considero un verdadero profeta, dice que el siglo XX será el de la reconciliación con el mito del sexo y el XXI con el mito de la muerte no está hablando sino de una reconciliación del hombre consigo mismo, con las dos caras de la misma moneda.

''Y lo que no puede negar Jung es que Freud puso los cimientos. Quien nos abrió la puerta para reconciliarnos con el sexo y con la muerte fue Freud, al diferenciar Eros y Tánatos. El núcleo de la obra es que no existe la muerte: si están muertos en realidad están vivos a pesar de ser fantasmas y producto del sueño de Clara, porque la clave del teatro es que la realidad real está arriba del escenario y no abajo ni afuera.''

Confrontación de dos egos

-Clara, la paciente común de Freud y Jung, detenta una moneda de oro pero aparenta, sin curarse, una pelota de ping pong del juego confrontado de aquellos dos egos. ƑEncriptas una crítica oblicua, amable, a las posibilidades terapéuticas del sicoanálisis?

-Sí, eso está bastante manifiesto, en especial porque como eran dos genios que descubrieron sistemas tan absoluta y totalmente complejos como son los dos grandes cimientos de la teoría sicológica del siglo XX, tiene el problema de que se volvieron rígidos y lo que pasa es que al ser humano no se le pueden poner etiquetas. Si te vas por la terapia freudiana, al final tienes una etiqueta y eres un paciente freudiano. Si te vas por el lado de Jung te vas a encontrar con que sueñas descendiendo al inconsciente colectivo. Lo que yo creo es que por suerte, o por mala suerte, los seres humanos escapamos a las etiquetas. Cuando dicen, por ejemplo, Ignacio Solares es un escritor católico, eso no corresponde a la realidad. No soy un escritor católico. Es más, no soy católico. No sé qué soy, lo que hay permanentemente es un estado de angustia, de duda, de interrogación y de apertura y espero que mi capacidad de asombro no tenga límite. Un límite sería decir: šah, claro!, la clave es Freud o Jung o la Iglesia católica o el marxismo. A lo que voy es que efectivamente hay una crítica al hecho de que los dos, Freud y Jung, intentaron por diferentes caminos curarnos, a partir de sistemas muy antagónicos, complementarios pero rígidos como todos los sistemas que hay en el mundo. La clave del ser humano es que escapa a todas las clasificaciones y prisiones que le endilgan las iglesias, las escuelas sicológicas y filosóficas.

-ƑEs tu propósito hacer un diagnóstico del sicoanálisis como elemento cultural? ƑCuál sería ese diagnóstico?

-Que Freud tiene razón en su explicación de los tres golpes a la humanidad. El primero lo dio Copérnico al demostrar que nuestro planeta no es el eje del universo. El segundo golpe brutal a la vanidad humana se lo dio Darwin, al comprobar que no somos el eje de la creación, sino que venimos del mono. Y el tercer golpe lo dio Freud al comprobar que no somos dueños de nuestros actos.

Entonces Freud nos dejó en la nada. Ya. Se acabó todo: somos un pequeño planetita en millones de galaxias; venimos de una evolución biológica que tampoco te hace ser dueño de la creación y rompe el mito religioso de que somos la creación directa de Dios; y luego el inconsciente nos viene a demostrar que ni siquiera somos dueños de nuestros actos, que actuamos por una serie de condicionamientos normalmente de la primera edad. Infancia es destino, diría Freud. Entonces todo esto ya no tiene remedio, el sicoanálisis forma parte de la cultura actual, irremediablemente.

Un aliento de esperanza

-ƑEs el momento entonces de recuperar el pensamiento mágico, el más antiguo, como lo guiñas en tu obra a través de Jung y Freud mismo?

-Sí, esa sería la intención última de La moneda de oro. La gente tiende a considerar al primer Freud y no al último, cuando logra, a partir del instinto de muerte, dar una visión muchísi-mo más completa del ser humano y es cuando reconoce el valor de la parasicología y le da la razón a Jung.

''Al reconocer Freud los procesos paranormales nos dio una nueva esperanza y en un momento en el cual, como es el principio de este siglo, se nos han acabado las esperanzas, las utopías, me parece muy importante rescatar, como un aliento de esperanza, lo que llamas el pensamiento mágico.

''Entre las entrevistas que hice para escribir mi libro Delirium tremens, una paciente de Alcohólicos Anónimos me dijo: nada está perdido si reconocemos que todo está perdido y hay que volver a empezar.

''Más que intentar revalidar; entonces, lo que habría que hacer es cuestionarlo todo a fondo, expurgarlo y quizá al final encontremos una perla.

''Es un momento propicio para cuestionarlo todo y quizá sí, entonces, rescatarlo todo, pero Todo con mayúscula.''

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