Lunes en la Ciencia, 11 de febrero de 2002


Los primeros meses del gobierno del cambio ante el reto de promover el avance tecnológico

Las promesas y los hechos de Fox

Gerardo Gamba

El presidente Vicente Fox ha manifestado reiteradamente el decidido apoyo de su gobierno a la investigación científica, porque dicen en su gabinete estar convencidos, como lo estamos muchos miembros de la sociedad, de que la inversión en ciencia y tecnología va de la mano con el desarrollo de los pueblos.

Muchos miembros de la academia creímos en él, votamos por él y recibimos el nuevo sexenio con optimismo y con la visión de que poco a poco veríamos un incremento real, tanto en el apoyo a la investigación científica, como en el reconocimiento de la importancia social de nuestro trabajo. Sin embargo, al pasar de los meses, el optimismo se ha ido perdiendo y hemos observado que los hechos muestran que la política del gobierno de la República en torno a la investigación científica parece apuntar al lado opuesto que lo mencionado en los discursos de Fox.

Hechos

Hasta el momento no ha sucedido algo que confirme con hechos lo prometido, sino al contrario, por primera vez en muchos años se han tomado actitudes, acciones y medidas que

han dado como resultado un grave retroceso de lo que tanto trabajo nos había costado obtener:

1. Después de tomar posesión, Fox y su grupo tardaron más de dos meses en designar al nuevo director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), dejando a la deriva a tan importante institución.

2. Cada año se entregaba en diciembre el Premio Nacional de Ciencias y Artes para honrar a mexicanos destacados que han dedicado su vida a la creación científica o artística, porque el gobierno de la República está (o estaba) consciente del beneficio que todos estos maestros le han dejado a la sociedad. Debido a la importancia que tiene (o tenía) dicha distinción para el gobierno, el premio lo reciben los galardonados de manos del presidente de la República. Esta distinción es un honor y para los miembros de la academia es un acto que ven con mucho respeto. Desgraciadamente no parece ser así para nuestro gobernante. En esta ocasión, que sería la primera vez que Fox entregara el premio, la ceremonia se ha cancelado en tres ocasiones por falta de espacio en la agenda presidencial.

3. En diciembre de 2001, los miembros del Sistema Nacional de Investigadores no recibieron el estímulo correspondiente a ese mes. Nadie les avisó nada, ni se tomó la molestia de darles una explicación, ni mucho menos de decirles cuándo sería depositado el referido estímulo económico. El descontento de la comunidad científica lo único que logró fue la clásica querella entre la Secretaría de Hacienda y el Conacyt para ver quién tenía la culpa. Este hecho me parece que refleja el poco respecto que tiene el gobierno actual por sus investigadores. Imagino que una situación similar no podría sucederle a los diputados, a los senadores o a los empleados que laboran en Los Pinos.

4. El pasado 17 de enero, el Conacyt publicó la lista de proyectos que serán apoyados como resultado de la convocatoria de 2001. El análisis de la asignación de recursos para proyectos individuales (es decir, de un investigador principal) muestra lo siguiente: en el área de ciencias de la salud se apoyaron únicamente 32 proyectos, cuando en 2000 se apoyaron 90 y en 1999 se impulsaron hasta 119. A diferencia de los años anteriores, la convocatoria de 2001 fue exclusiva para proyectos de investigación básica, porque se señaló que habría una convocatoria diferente para proyectos de investigación clínica. Esta última nunca apareció y, por lo tanto, todos aquellos proyectos en ciencias de la salud que son de investigación clínica, ni siquiera pudieron entrar a la evaluación. La reducción en el apoyo a proyectos de investigación en ciencias de la salud es por lo tanto mayor a 75 por ciento. Una situación similar, aunque un poco menos grave, sucedió con las otras áreas de las ciencias. En ciencias naturales, en esta ocasión se apoyaron 111 proyectos, mientras que en 2000 y en 1999 fueron 202 y 228, respectivamente. En cuanto a las ciencias exactas, en 2001 recibirán financiamiento 105 proyectos, mientras que en los dos años anteriores lo recibieron 214 y 283, respectivamente. Finalmente, en cuanto a las ciencias sociales, se apoyarán 40 proyectos en 2001, mientras que en esta área fueron beneficiados 92 en 1999 y 73 en el año 2000. Es decir, visto en porcentaje, en la asignación de 2001, a comparación del promedio entre 1999 y 2000, se redujo el apoyo a ciencias naturales en 49 por ciento, a ciencias exactas en 58 por ciento y a ciencias sociales en 52 por ciento. Esto muestra una clara disminución en el apoyo a la investigación científica en todas las áreas, pero además sugiere que para nuestras autoridades, el avance y la modernización, particularmente en materia de salud (ya que fue la más castigada) no son de prioridad para nuestro país. De hecho, a ninguna de las otras áreas declaradas por el Presidente como estratégicas para el país, se la ha reducido el presupuesto de una manera tan significativa como le ha sucedido a la ciencia.

Trabajos pendientes

Desde el punto de vista de la actividad académica del país, esta reducción en los proyectos individuales significa que, a comparación del promedio de los dos años anteriores, un total de 363 investigadores, considerados en los dos años anteriores como de excelencia, no podrán continuar su trabajo. Cada laboratorio de investigación está usualmente compuesto de un investigador principal, que estudió posgrado en México o en el extranjero, en la mayoría de los casos becados por Conacyt y por dos a cinco alumnos de posgrado que estudian gracias a las becas otorgadas por el Conacyt, la SEP y otras instituciones públicas. En cada laboratorio además existe equipo costoso que también fue en su momento adquirido gracias a donativos de Conacyt, o al presupuesto que para este rubro tienen instituciones como la UNAM, el IPN, y otras. Por eso, reducir de esta forma el financiamiento de proyectos de investigación significa desperdiciar la inversión que ha hecho el pueblo de México para que existieran estos laboratorios. Si los investigadores y estudiantes no tienen medios para trabajar, se incrementa el riesgo de la fuga de cerebros, tanto interna, como externa.

Los gobiernos anteriores nunca dieron un apoyo generoso a la investigación científica, pero cuando menos sabían que era importante mantener activa una plantilla mínima de investigadores científicos de excelencia. En consecuencia, incluyendo la crisis del 95, nunca nos habían quitado de esta forma lo que con tanto trabajo habíamos logrado conseguir y mucho menos nos habían faltado tanto al respeto. La política del gobierno actual en materia de ciencia es completamente incongruente con las promesas de mejorar al país a largo plazo. Por el contrario, las iniciativas tomadas al respecto, le están haciendo un daño que ni siquiera pueden imaginar.

El autor es investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM

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