Directora General: Carmen Lira Saade

México D.F. Jueves 31 de enero de 2002

Cultura

PREMIOS NACIONALES

Filiberto Vázquez Dávila, bioquímico inventor de la tinta indeleble

''Los proyectos tecnológicos que no terminan en negocio, no sirven''

ARTURO JIMENEZ

Para el bioquímico Filiberto Vázquez Dávila, investigador y docente de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2001 en el campo V, correspondiente al rubro ''tecnología y diseño", no existe alternativa:

''La sociedad debe entender de una vez por todas que la única forma en que podemos salir de la pobreza es desarrollando tecnología. Necesitamos vender tecnología, no materias primas."

filiberto_vazquez_g56-¿Eso cómo se lograría? ¿Con mayor presupuesto para ciencia?

-No pensemos en el gobierno nada más, sino en la sociedad, en las empresas. Debemos hacer ver a los empresarios que una de las formas de invertir recursos de manera muy adecuada es en proyectos tecnológicos, en desarrollar nuevas tecnologías, en actualizar sus fábricas o, por qué no, en emprender planes que permitan la creación de fábricas con tecnología de punta que deriven en fuentes de trabajo. Cuando la iniciativa privada se interese por el desarrollo de tecnología, en ese momento el país se iría para adelante.

El nombre de Filiberto Vázquez Dávila (Guadalajara, 1943) se asocia a la investigación científica y al desarrollo de tecnología para empresas privadas, pero sobre todo es conocido por ser el inventor de la tinta indeleble que se utiliza en los comicios estatales y federales del país desde 1994.

De esa investigación, por cierto, surgió una patente propiedad del IPN. Vázquez Dávila, además, trabajó en ciertos tipos de fármacos anticancerígenos, rubro en el que realizó algunos aportes.

-Usted ha logrado conjuntar la investigación científica y su aplicación tecnológica en diversas áreas, lo cual no es común en México. ¿Cuáles son las causas de esta disociación?

-Es resultado de la misma educación que recibimos en las escuelas superiores, sobre todo en las carreras técnicas, las cuales, obviamente, deben ser aplicadas, como la ingeniería, la química y otras. Esta educación es demasiado básica y no salimos de ese contexto, no tenemos oportunidad como estudiantes de motivarnos para que los conocimientos básicos adquiridos los pudiéramos aplicar en un proyecto que terminara en un buen negocio. Digamoslo de manera no muy adecuada: los proyectos tecnológicos, si no terminan en negocio, no sirven para nada.

Vázquez Dávila retoma: ''Por desgracia, la investigación en México prácticamente se hace en las universidades del gobierno, además del Conacyt y algunas otras instancias públicas que las patrocinan. Son pocos los trabajos de desarrollo tecnológico, de investigación científica básica que se hacen en las escuelas particulares".

Acerca del gasto en ciencia, menciona su caso como ejemplo: ''No he consumido mucho dinero en mis proyectos. He conseguido algunos recursos, pero no tiene por qué ser muy oneroso el financiamiento para la investigación".

Vázquez Dávila trabaja en otros proyectos. En uno, busca usos industriales alternativos para el azúcar de caña, más allá de la de edulcorante. ''Es un proyecto terminado. Lo que está en proceso es la cuestión de hacer polímeros biodegradables". Explica, por ejemplo, que al utilizar los carbohidratos como materia prima se generan polímeros que pueden servir para elaborar desde materiales de empaque hasta fibras para ropa.

Para el investigador, aumentar aranceles a la importación de la fructosa -la cual está desplazando del mercado al azúcar en México- es una solución inmediata, pero a la larga creará más problemas. ''Lo mejor que podemos hacer es desarrollar tecnología y venderla".

Asegura que la caña de azúcar es mejor que el almidón de maíz para producir glucosa y fructosa. ''Simplemente hay que aplicarle conocimientos y tecnología, nada más. Si en Estados Unidos cultivaran mucha caña de azúcar ya le hubieran dado una utilidad extra a la de simple edulcorante".

-¿En esta investigación hay precedentes en el ámbito internacional?

-Sí. Lo que pasa es que simplificamos un método que permite abaratar el costo de la producción de estos tensoactivos, a tal grado que compiten de manera amplia con los costos de los tensoactivos actuales. Esa es la gran ventaja.

Vázquez Dávila hace un llamado: ''Ojalá y los empresarios voltearan su mirada a las escuelas y vieran que ahí pueden desarrollar buenos negocios".

Y una advertencia: ''Industrializar al país es la única salida. Por ejemplo, nuestros campesinos ya no deben vender los productos que cultivan tal y como los cosechan, sin tener oportunidad de hacerles alguna transformación que les permitiera darles un valor agregado''.