Ojarasca 57  enero de 2002


umbral

Antes el gobierno decía "hágase aquí una presa hidroeléctrica" y ésta se hacía. ¿Que había pueblos en los valles por inundar? Hombre, indemnícenlos, o sáquenlos a patadas. ¿Cómo que derechos ancestrales, cementerios centenarios, tierra sagrada y raíces no sé qué? Si tienen papeles, mándenlos a Campeche o Veracruz, a donde sobre espacio. Si no, pues nada.

Así se construyeron presas, cuarteles, refinerías, aeropuertos, sin preguntar a los indígenas o campesinos directamente interesados. Decenas de miles de exiliados del progreso autoritario engrosaron las barriadas de Coatzacoalcos, Ciudad Neza, Ciudad Juárez en sus años peores. Y todo para que los ríos de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Estado de México y Veracruz alimentaran las grandes industrias y las albercas residenciales del centro y el norte de la República.

A volar con esos chinantecos, zoques, mazatecos, nahuas, mazahuas o popolucas, les decía el gobierno a sus funcionarios agrarios y cuerpos policiacos. Así se les abría paso a los ingenieros y los buldózer, y tras ellos el jugoso negocio de la depredación.

Hoy que la demanda depredadora es más mundial que de costumbre, y lo que les queda a Estados dóciles como el mexicano es vender lo que resta al mejor postor (que casi siempre es el mismo), el gobierno dice "hágase aquí un aeropuerto, y allá ábrase la pista al Plan Puebla Panamá, y de paso asegúrese que esos hidrocarburos de la selva estén disponibles cuando el Big Socio los pida". ¿Y qué sucede? Ah chirrión, los que allí viven se alebrestan. Se defienden. Resisten.

¿En qué dialecto estarán hablando, que se les oyen expresiones ajenas al idioma de las leyes (como que los códigos genéticos de la biodiversidad no se venden, como municipio autónomo, usos y costumbres, tierras comunales), y los cargos públicos se conciben como un servicio gratuito en el que se debe obedecer al pueblo, y no al revés como dios manda(ba)?

La lucha contra la globalización capitalista, lleva a conceptos como "desglobalización", según Walden Bello (economista filipino, director de Focus On the Global South). Contra la pax romana del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, Bello propone "un mundo donde la tolerancia de la diversidad fuera un principio económico". Se trata, dice, "de apoyar la formación de instituciones regionales e internacionales que deberán dedicarse a la creación y protección del espacio económico para impregnar en él una gran parte del comercio y devolver el proceso de decisión económica al nivel nacional y local".

A pocas semanas del segundo Foro Social Mundial en Porto Alegre, la anticumbre de alternativa globalizadora, nuestro país protagoniza una de las resistencias más diversificadas y ancladas a la tierra frente a la dictadura del mercado capitalista. En Porto Alegre se comprobará que no estamos solos.

Que un pueblo, el mexicano nuestro, persista, pues aquí nadie está derrotado, es lo mejor (lo menos malo diría Voltaire) que a un país pueda ocurrir. A la geografía de la desigualdad y el dolor, tan trazada hoy por la Tierra de las eurofusiones jubilosas y las somalias atrapadas en el ciclo vicioso guerra/enfermedad/hambre/exacerbación religiosa, se sobrepone aquí una geografía mejor: la de la resistencia popular, civil y verdadera.

Hoy que nos duelen los afganistanes y palestinas porque los imperios han alcanzado una fase superior de su agresividad genocida, las colombias y argentinas nos alertan, mientras las guatemalas y nicaraguas se deslizan al despropósito irremediable, y las cubas y venezuelas dan mucho en qué pensar.

En tanto, los espejos méxicos que se movilizan nos dicen que no todo está perdido, el futuro va. Sin pecar de optimismo (esa forma cándida de la desinformación), hay que ver el puñado de méxicos despiertos en los sindicatos rebeldes de la ciudad siderúrgica Lázaro Cárdenas, en la lucha territorial y por el agua de las comunidades aledañas al Distrito Federal --de la que los comuneros de San Salvador Atenco son su signo más emblemático--, en la coalición por la justicia en las maquiladoras, en los sublevados de los Altos y selvas de Chiapas, en los inconformes activos de las sierras norte de Veracruz y Puebla, la meseta Purhépecha, Petatlán y Metlatónoc en Guerrero, o el hidalguense Valle del Mezquital.

Los tres partidos políticos tres se distraen en la rebatinga interna, y junto con el gobierno del cambio y la democracia ya ya ya mero hacen espectáculo del extravío y la cortedad ética de miras. La sociedad puede esperar. En esas están y no perciben los méxicos que van. Y cuántos van ya que caminan por su propio pie y dirigen sus reclamos a la nación. Decir que nadie los mira, sólo porque no a todos los registran los medios de comunicación, sería suponer que somos una nación de sordos y ciegos, cosa que no.
 
 

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