Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 17 de diciembre de 2001
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Mundo
029n1mun Ť Si EU no ayuda a la población, atacaremos a sus soldados, advierte el gobernador

Volvió la música a Kandahar; celebran afganos fin del Ramadán y la salida de los talibanes

JUSTIN HUGGLER THE INDEPENDENT

Sonó como si una batalla hubiera estallado en las calles de Kandahar. El sonido de las armas de fuego llegó desde todas las direcciones y en ocasiones de tan cerca que obligaba a echarse por tierra para cubrirse. De vez en cuando estallaban misiles.

Pero no era la guerra, tan sólo eran los afganos celebrando el fin del Ramadán. Las armas eran disparadas al aire, los misiles estaban programados para explotar antes de alcanzar el suelo.

Eid, el festival que marca el fin del Ramadán, llegó justo a tiempo para que los afganos celebraran el fin de los talibanes, y en Kandahar, tan sólo una semana después de que la ciudad fuera liberada. Por primera vez desde que los talibanes se hicieron aquí con el poder, la música se oyó en la ciudad que una vez fuera su bastión. Fue incluso un concierto en vivo en el centro de la ciudad.

afghans_group_jn7Pero en medio de las celebraciones, el nuevo gobernador de Kandahar tocó una nota que no presagió nada bueno. Advirtió a Estados Unidos que los afganos podrían atacar a los soldados estadunidenses si éstos no ayudaban al pueblo afgano, castigado por la guerra.

"Los estadunidenses llegaron aquí y prometieron que nos ayudarían a reconstruir el país", dijo Gul Agha Sherzai ante miles de fieles, reunidos antes de las plegarias del Eid en la Mezquita Azul. "Como ustedes saben, los afganos jamás hemos tolerado extranjeros en nuestra tierra."

Citó como advertencia el ejemplo de los británicos, que en tiempos de la reina Victoria sufrieron su peor derrota en Afganistán, y que ahora regresan aquí como fuerzas de paz. Mencionó luego a los rusos, la superpotencia humillada más recientememente por los mujaidines afganos.

"Entonces -prosiguó Gul Agha-, si cumplen su promesa son nuestros amigos. Si no, deberemos combatirlos".

Cientos de infantes de marina estadunidenses están ahora instalados en el aeropuerto de Kandahar, donde dicen que se preparan para operaciones de ayuda humanitaria y más desplazamientos de tropas. Las fuerzas especiales estadunidenses y británicas, que estarían a la caza de dirigentes talibanes y de la red Al Qaeda, recorren las calles en pick-ups, saludando a la población local.

Interrogado a principios de semana por un periódico afgano sobre la diferencia que hay entre su misión y las de los rusos, el capitán de marines David Romley respondió: "Estamos aquí para ayudar". Los rusos, al principio, también afirmaban que habían llegado a Afganistán para ayudar. El afgano a quien hice la misma pregunta me dijo que recordaba haber visto cómo a los soldados rusos se les recibía colocándoles guirnaldas de flores al cuello.

Tres infantes de marina resultaron heridos ayer por una explosión cuando limpiaban de minas el aeropuerto de Kandahar. A uno hubo que amputarle la pierna desde la rodilla luego de que pisara la mina. Los otros dos, que estaban cerca, resultaron heridos de menor gravedad. Los tres fueron trasladados a Campo Rhino, la base al sur de Kandahar establecida por los marines, para recibir tratamiento médico.

Más de 200 marines levantaron una base de avanzada, conocida como Texas 17, en el aeropuerto, la última posición de los combatientes talibanes extranjeros leales a Osama Bin Laden en Kandahar.

Los marines sostienen que están limpiando el aeropuerto de armamento explosivo, para que pueda ser utilizado en operaciones de ayuda humanitaria y para otros desplazamientos de tropas. También las fuerzas especiales estadunidenses permanecen en el aeropuerto.

Pero la cólera antiestadunidense bulle bajo la superficie en Kandahar. Equipos de televisión fueron apedreados cuando trataban de filmar ayer las celebraciones. Muchos civiles murieron aquí por los bombardeos estadunidenses, y a pesar de que Estados Unidos asegura que éstos estaban dirigidos a puntos precisos, funcionarios de hospitales locales señalan que las bombas dejaron entre 40 y 50 civiles heridos, y de cinco a diez muertos, diariamente.

Pero para la mayoría de la gente aquí en Kandahar, ayer fue día de fiesta. "¿Por qué estás tan callado?", preguntaba un hombre a su amigo, en un restaurante del centro de la ciudad. "Estás actuando como si estuvieras bajo las reglas del talibán, cuando no se nos permitía hablar."

©Copyright The Independent

Traducción: Alejandra Dupuy

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