Jornada Semanal,  28 de octubre del 2001     núm. 347

 

Tasleema Nasreen. Foto: Guillermo Sologuren/arhivo La Jornada
 Adriana Cortés Kiloffon
entrevista con
Tasleema Nasreen

Una escritora sin velo

En 1990, un grupo de fanáticos musulmanes (los hay católicos, calvinistas y de otros muchos sabores, muchas hogueras, capirotes y linchamientos) pronunció una fatwa en contra de Tasleema Nasreen, autora de la novela Lajja (Vergüenza), que ha sido traducida a veintidós idiomas. Nuestra colaboradora Adriana Cortés entrevistó a Tasleema, mujer sin velo, musulmana tolerante, escritora valiente y talentosa y defensora de los derechos de las mujeres de su religión y de su riquísima tradición cultural. Tasleema recibió hace unos años el Premio Sakharov de Libertad de Pensamiento otorgado por el Parlamento Europeo.

Recientemente un tribunal admitió una denuncia por blasfemia contra la escritora Tasleema Nasreen (Bangladesh, 1962), la cual fue presentada por un religioso en el sur de Bangladesh. En 1990, un grupo de musulmanes radicales pronunciaron una fatwa, sentencia de muerte contra la autora de Lajja, (Vergüenza), novela que se ha traducido a veintidós idiomas. Autora de cerca de veinte libros, Tasleema Nasreen ha recibido varios premios, entre ellos el Sakharov de Libertad de Pensamiento otorgado por el Parlamento de la Unión Europea. No usa el velo, al que considera símbolo de opresión, en contra de lo establecido por la religión musulmana.

Vergüenza fue considerado por los fundamentalistas como un libro blasfematorio. En él, la escritora refleja su pensamiento: la defensa de la mujer como propietaria de su propio cuerpo y la propuesta de igualdad de derechos para el hombre y la mujer en el terreno sexual.

Los fundamentalistas acusan a Tasleema de escribir en contra de lo preceptos del Corán. Para la ley de Mahoma, la mujer representa el deseo, la seducción, la belleza, la sexualidad desenfrenada; ella es la perturbadora del orden social y de la fe, de manera que debe encerrársele detrás de un velo (hidjab) o un chal (khimar). En el capítulo XXIV, versículo 31 del Corán, se lee: "Di a las creyentes que escondan sus partes íntimas y que no dejen ver más que sus adornos externos."

Tasleema, ¿cuándo empezaste a escribir?

–Empecé a escribir poesía, novela y ensayo cuando tenía trece años. Más tarde estudié medicina y seguí escribiendo. Soy ginecóloga de profesión y me gustaba mucho ejercer porque atendía a muchas mujeres que mueren por no ser tratadas a tiempo; sentía realmente la responsabilidad de hacer algo por ellas. Sin embargo, tuve que dejar mi trabajo porque el gobierno confiscó mi pasaporte y empezó a perseguirme; desde entonces me dedico a escribir de tiempo completo.

–En Vergüenza las frases de los personajes aluden frecuentemente al sentimiento de vergüenza de pertenecer a un país (Bangladesh) supuestamente democrático y que en realidad favorece a la religión musulmana; la vergüenza que sienten los hindúes de vivir sometidos a los musulmanes en su propio país, de vivir escondidos "como ratas" para que no se descubra su preferencia religiosa...

–Sí, hablo de la vergüenza en mi libro porque creo que los asesinos no tienen conciencia, son gente que no conoce la palabra tolerancia. Siento vergüenza por los asesinos de mi país. En Vergüenza escribo que las minorías religiosas fueron víctimas de muchos asesinatos, y que el Estado no pudo hacer nada para impedirlo, así que fue una vergüenza no sólo para el gobierno, sino para todos los ciudadanos. Bangladesh es un país donde la religión oficial es el Islam porque los militares querían legitimar su poder y rechazaron el secularismo.

En Bangladesh no hay una verdadera democracia, las mujeres no reciben ningún tipo de educación. Pienso que es responsabilidad de un escritor cambiar la sociedad al inculcarle una conciencia política. Es cierto que en todo el mundo existen escritores que luchan por el bien de la gente, en contra del fundamentalismo, pero si no luchamos juntos, éste se incrementará; por lo tanto, es mi deber tratar de impedir que cualquier fanatismo o fundamentalismo destruya nuestro país.

–¿Vergüenza se basa en un hecho real?

–Sí, se basa en la destrucción de una mezquita, que ocurrió en 1992. Los musulmanes acusaron a los hindúes de ser los culpables, así que éstos tuvieron que decidir entre exiliarse o permanecer en su patria, avergonzados de ser hindúes. Desde la independencia de Bangladesh dos comunidades se enfrentan: musulmanes e hindúes.

En este libro, cada uno de los personajes, miembros de una familia, viven de manera distinta las atrocidades que los musulmanes sectarios cometen en contra de la comunidad hindú: el padre rechaza el exilio, la madre se exncierra en su silencio, el hijo sólo piensa en la venganza, Maya, la hija, sólo pide ser amada por sus amigos musulmanes, sin embargo morirá precisamente por su afán de borrar las fronteras entre uno y otro grupo. La minoría religiosa de la que hablo en Vergüenza sufrió la tortura y no tenía derecho a defenderse, así que emigraron a la India.

–Vergüenza comienza con un epígrafe tuyo: "Que la religión tenga por otro nombre humanismo." ¿Sientes que eres una voz que clama sola en el desierto en contra del fundamentalismo?

–Sí, porque expresé en la novela libremente lo que pienso. Hay muchas mujeres que están de acuerdo conmigo; no obstante, tienen miedo de expresar su pensamiento de una manera abierta. Yo he sido atacada muy fuertemente por los fundamentalistas a quienes no les gustó que reflejara en Vergüenza una realidad: la de las minorías que dejaban el país; yo no veía esperanza alguna en Bangladesh capaz de salvar a esas comunidades, no podía ser optimista.

–Tu escritura no tiene velo, tú misma no lo usas, ¿por qué?

–El velo es el símbolo de la opresión. Las mujeres que lo usan, la aceptan. Está escrito en el Corán que las mujeres deben cubrirse para no provocar el deseo de los hombres. Yo pienso que éste no es problema de ellas, ya que no son responsables del deseo sexual del hombre. Durante siglos se le ha enseñado a la mujer a ser su esclava, a seguir el sistema patriarcal, de modo que no tienen una educación adecuada. Y si la mujer se niega a aceptar ese sistema, corre el riesgo de tener problemas en la sociedad, así que prefieren ser "buenas mujeres" a los ojos de los hombres.

En el Corán, Dios dice que la mujer debe usar el velo y seguir la ley del hombre, así que debe transgredir la frontera de la religión si quiere ser libre. Creo que la religión musulmana siempre está en contra de la mujer: el hombre tiene el derecho de casarse cuatro veces, mientras que la mujer no. La mujer debe tener libertad para vivir como un ser humano.

–¿Qué es la fatwa?

–Es una sanción religiosa, una condena a muerte. Prefiero mi libertad de pensamiento a aceptar una religión que mantiene a la gente en la ignorancia. No puedo aceptar una religión, cualquiera que ésta sea, que permite la esclavitud de la mujer y la persecución de gente que tiene distintas creencias religiosas.

–Además de Vergüenza, ¿se han censurado otros libros en tu país?

–Pienso que la censura de libros ocurre en aquellos países donde no hay una verdadera democracia. Yo viví las consecuencias de esto, de manera que vivo en el exilio. No puedo regresar a mi país, a pesar de que varias organizaciones me han ayudado, una de ellas es el Pen Club. En Bangladesh se ha censurado otro tipo de libros a causa de la pornografía, por ejemplo, pero no por razones políticas. Los fundamentalistas quemaron todos mis libros y piden a los editores que no los publiquen más y que no los vendan. Es terrible, me pueden matar en cualquier momento.

Así habló Taslima Nasreen, sin ocultarse detrás del velo, mientras miraba hacia una puerta abierta por la que salió con prisa minutos después, acostumbrada a huir, a escapar de sus detractores.