Ojarasca 52  agosto 2001

El diario de un pensador tojolabal

Javier Morales Aguilar (1955-1976)



 
 

indoneSak´ Kinal Tajaltik, también conocido como Javier Morales Aguilar, murió de leucemia en 1976 a la edad de 21 o 22 años en un hospital de Comitán. Dejó 16 cuadernos que escribió durante sus últimos dos años de su vida, alumbrado durante las noches por una vela o un quinqué. A petición de sus padres, Carlos Lenkersdorf los tradujo, comentó y editó (El diario de un tojolabal, Plaza y Valdés, México, 2001). El resultado es una aproximación directa y bella a cómo puede verse el mundo desdela pequeña comunidad de la selva chiapaneca llamada Ja´Yechtaj.

"Por no encontrar un título idóneo a este libro optamos por el nombre de Diario de un tojolabal. Tal vez sería mejor asignarle el título de Diario de inquietudes, planes y preocupaciones de un tojolabal para su pueblo" escribe Lenkersdorf en la introducción. Y es que en realidad se trata de un texto amplio en el que caben una minuciosa cuantificación de lo que le ha costado a la comunidad la corrupción que exigen los funcionarios agrarios, las reflexiones que despertó en Morales Aguilar una asamblea comunitaria o un poema de amor.

Los textos que conforman este libro no se escribieron para darse a conocer sino para aclarar el pensamiento del hijo de dos de los fundadores de la comunidad Puebla, --establecida gracias al reparto de algunas de las siete mil hectáreas que conformaron la legendaria finca de San Miguel Chiptik. Javier Aguilar fue electo por su comunidad como catequista, es decir una persona, nos dice Lenkersdorf, con el encargo fundamental "de practicar la solidaridad en pensamientos, palabras y obras".

Este diario, del que publicamos algunos fragmentos, es un mirador privilegiado a los sueños y preocupaciones de un campesino de la selva tropical que escogió llamarse Sak´ Kinal Tajaltik, que se puede traducir como nevado ocotal.






Hermanos y hermanas, cada día, cada mes, cada año, acontecen diferentes cosas, que hacen diferentes nuestros pensamientos y nuestros trabajos al arreglar las cosas, al aprender la religión y la costumbre. A nuestras mamás y papás los hicieron mozos (esclavos). Más adelante se fueron a tierras nacionales, es decir, equivale a un paso hacia la sociedad justa. Tal vez nuestros antepasados sintieron algo de alegría en sus corazones porque dieron ese paso.

Cuando fundaron nuestras colonias buscaron quienes iban a ser las autoridades que tuvieran el mando. Un grupo fundó la colonia y los que iban a ser autoridades mandaban muy fuerte porque todavía agarraban el modo como era la costumbre bajo los patrones. Por ello, antes las autoridades mandaban con mucha fuerza. Sus compañeros en efecto obedecían porque estaban acostumbrados a obedecer. Por eso, las primeras autoridades se acostumbraban al mandar. Más adelante les quedó el nombre de cabezas, muy respetadas por los demás. Así establecían estas costumbres para las fiestas, las romerías, el trabajo colectivo y todavía más cosas que parece ser (típico) de nuestras comunidades, pero (así) no pudimos lograr la sociedad justa. Por ello poco a poco están cambiando. Más adelante llegaron los maestros. Solían decir que nuestra manera de ser no era bonita o enseñaban el modo de ser de ellos. Así nos confundían en cuanto a lo que sería mejor.

Igual los sacerdotes. Enseñan la manera de ser de los ricos. Pero más respetamos a ellos porque nos hablan en el nombre de nuestro Señor Dios. Por eso, un grupo de nosotros más los respetamos a ellos. Los demás quieren seguir el modo de los ricos o salir a ganar dinero o hacer trabajos más suaves o ir a las ciudades. Muchos hermanos indígenas están emigrando a las ciudades (para buscar) el bien desde el punto de vista de ellos. Si vamos a la ciudad, seguro los unos aprenderemos porque tenemos pensamiento; todas las cosas (podemos) aprender. Pero no todo es conveniente, porque un tipo de aprendizaje conviene sólo a nosotros (individualmente), otro tipo de aprendizaje, en cambio, es para el bien de todos nosotros. Pero pensar en el (bien de) todos de nosotros todavía no es abundante, pero es el camino que es mejor que el otro que se fija en nosotros individualmente.
 
 

Nuestras dificultades en el mundo

1. Nosotros enseñamos que nuestro cuerpo está muy contento, pero nuestro corazón para decir la verdad, no está a gusto. Solo escondemos el problema por lo bonito de nuestro cuerpo.

2. Otro problema es el del hambre y también de nuestras enfermedades.

3. Nuestro cuerpo no tiene fuerza por falta de la comida, de alimento. Todo el día estamos trabajando. Muchos nosotros nos enfermamos porque somos pobres. Los ricos, en cambio, poco se enferman.
 
 

Organización de la casa colectiva

1. Las madres y padres cuidarán de sus hijos. Es su obligación. Que les proporcionen comida y ropa. Que también los eduquen y los enseñen a trabajar.

2. Hay muchas madres y padres que así lo están haciendo e igualmente sus hijos saben qué hacer. Muy bonito es si los hijos siempre se portan de compañeros con sus madres-padres. Esos hijos saben hablar bien. Obedecen a sus madres-padres. Muy bonita es una familia que vive así.

3. Pero hay muchas madres-padres que dan mal ejemplo. No obedecen a los demás compañeros que sí saben. El ejemplo de un varón que manda a su esposa, pero ella no lo obedece. Hay también que la esposa manda pero nunca (lo hace) el hombre. A este hombre lo manda su esposa que se porta como un patrón.

4. Si los esposos no obedecen el uno al otro, y si lo ven sus hijos, así también lo harán sus ellos.
 
 

Los pocos y los muchos

Unas pocas gentes viven en palacios, tienen casas en distintos lugares, tienen autos, empresas, barcos. Pueden divertirse al extranjero. Pueden educar a sus hijos hasta llegar a ser profesionales. Pueden ver televisión, pueden (ver) lo que pasa en el mundo. Para ellos el mundo es muy pequeño, y para nosotros ni lo imaginamos lo grande del mundo.
 
 

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1. La explotación se metió en nuestro corazón. Nos humillamos a nosotros mismos.

2. No logramos nada nosotros los tojolabales. Ya no nos hablamos entre nosotros.

3. Como si ya no supiéramos platicar al encontrarnos. No sabemos qué decir.

4. Si ocurre un problema es como si ya no supiéramos resolverlo (y pensamos) que es asunto de él, ¿qué nos importa?

5. Lo dejamos que lo arreglen los otros y nosotros no nos metemos.

6. Es igual a las autoridades que piensan: "no nos queremos meter en serio".

7. La autoridad no se fija en lo que es su responsabilidad, se porta como un funcionario mandón (que no hace nada) aunque ve lo que dice la ley.
 
 

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Hermanos y hermanas: estoy muy preocupado porque somos explotados, quiero mucho que nos mejoremos, y vivamos en una comunidad que sea parte de la sociedad justa nuestra. Todavía no hay autoridades de democracia autonómica en cada comunidad. Es muy importante que consigamos a tales autoridades que no sean mandones porque sólo de esta manera actuamos como solidarios los unos con los otros, que es el camino hacia la sociedad de democracia, autonomía, justicia y dignidad.



 
Sector camboyano del campo de prisioneros refugiados en la Isla de Galang, Indonesia, 1995


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