LUNES Ť 9 Ť JULIO Ť 2001

Ť Maribel Portela expone 35 esculturas de barro en la Galería de la SHCP

De ritos y colectores se remite a "los rituales que tenemos los seres humanos"

Ť "Me gustan los hombres... no es afán de ningún tipo", dice sobre las formas de los personajes

 MERRY MAC MASTERS

Algunos cazan palabras, la oscuridad, miradas, aromas, la fuerza, ideas fallidas, ilusiones, sombras o perros. Otros recolectan entusiasmo, recuerdos, símbolos, el futuro, estrellas, cantos, rutas, lluvia, fantasías, la furia, la luz, fórmulas, amor, olvidos, vainas, memorias, la pasión o deseos. Todos se identifican por los tatuajes que llevan en su cuerpo, por los instrumentos entre las manos, o por sus atuendos.

portela_obra02Recolectora desde siempre, Maribel Portela (Ciudad de México, 1960) creó los 35 personajes de barro, cuyos tamaños van desde 124 a 198 centímetros de alto, así como cinco animales, que, bajo el título De ritos y colectores, fueron instalados en la Galería de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de Guatemala 8, en el Centro Histórico. Todo tiene que ver, dice, con "los rituales que tenemos los seres humanos".

La escultora trabaja en torno a lo que "cada uno recolectamos por la vida". Agrega, "nuestros tatuajes muchas veces los llevamos por dentro. Tenemos una vida interior que no se ve, a menos de que te la cuenten". Las conchas, caracoles, hojas, ramas o semillas recogidas a lo largo de los años, entonces, fueron incorporadas a estos cuerpos.

Destaca el hecho que todos son hombres. "A mí me gustan los hombres en todos los sentidos ?dice Portela a modo de explicación. No es un afán de ningún tipo. Salió; no tiene otra lectura". Estos desnudos son dueños de una gran gama de expresiones que, de acuerdo con la entrevistada, "salen de adentro, no tengo modelos". Aunque reconoce que su expresión tiene mucho que ver con lo que son, porque cada uno tiene su personalidad, su propia historia.

Integrante de aquella generación de artistas -Paloma Torres, Javier Marín, Marco Vargas, Miriam Medrez y Enrique Rosquillas-, surgida del taller de cerámica que fundó la maestra Gerda Gruber en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Portela emplea la cerámica desde hace unos 18 años.También trabaja en piedra, bronce y, aunque menos, en resina.

Con más de una docena de exposiciones individuales a cuestas, la escultora recuerda aquella de nombre Espiral, presentada hace seis años, en el Museo de Arte Carrillo Gil, que consistía en una instalación con mil 500 pequeñas piezas colocadas sobre una cama de arena precisamente formando una espiral. A la manera de un ritual la gente podía caminar dentro de ese espacio, tomar una pieza y llevársela a su casa. La huella de la pieza se quedaba en la arena.

portela_obra06Poco a poco, Portela fue "creciendo" sus obras: "Trabajo sola en mi taller; no tengo ayudantes. Me gusta mucho la parte artesanal de construir, de hacer las falditas, de tallar el cetro". Sobre su modo de trabajar dice: "Construyo la pieza. Luego, hay que esperar un tiempo para que se seque, de otra manera truena en el horno. Una vez seca, se pinta. Realmente, es un trabajo muy primitivo, porque el color (o engobe) se muele en un mortero. Se le agrega agua, entonces, te queda una pasta y la aplicas.

El horno tiene un papel en el producto final: "El horno te juega a veces para bien y para mal. Preparo todos mis engobes. Casi todos son grises u ocres, y de pronto ves otros colores. El horno no sólo te puede cambiar los colores, sino también deformar las piezas. De repente salen con grietas. No hay control sobre eso. También resulta que luego la obra se beneficia de estos accidentes".

De ritos y colectores ha sido una exposición "difícil por los tamaños de las piezas, el embalaje y el transporte". En sí, mostrar cerámica sigue siendo difícil. Todavía muchas instituciones y galerías la ven como algo "riesgoso", apunta Portela.

Lo bueno es que después del esfuerzo, la muestra permanecerá hasta el 18 de noviembre.