Ojarasca 46  febrero 2001
umbral

El nuevo racismo vergonzante (lo nuevo no es que sea racismo, sino que trate de enmascararse) de los patrones de siempre, los del poder y el oro dolarizado, saca su carota de azoro y horror cuando miles de indios, procedentes no sólo de Chiapas, se encaminan a las calles mayores y a los edificios donde se escriben las leyes. Vienen, como ellos dicen, a decir su palabra. Cuantimás ahora que la nueva administación federal dijo que le quiere meter de veras mano a la Carta Magra, como si desde el lamadridismo-salinismo no se hubiera hecho otra cosa, y si no, que le pregunten al artículo 27.

Vienen los indios, y los barones de chupa y los obispos de birrete ponen el grito en el cielo, y tras ellos la ultraderecha que aún no se sacude las telarañas de las catacumbas donde hasta hace poco estaba. Como salidos de una caricatura de José Clemente Orozco, los patrones sentados en sus millones aúllan temerosos de que vengan a quitárselos, mientras su porra mete alharaca.

Una vez más, cree el león que todos son de su condición. Y que con probaditas de prosperidad mercantil calmarán una sed de justicia acumulada durante siglos. Temen los patrones que los pueblos quieran ser como ellos, que quieran, ja, su lugar.

La ola acumulada del Congreso Nacional Indígena se dirige desde ya al Congreso de la Unión (y al corazón de los medios de comunicación, gracias al imán de miradas que genera la caravana de comandantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, integrantes también del cni). Los pueblos indios vienen a ilustrar a los poderes y a los ciudadanos: los valores que defienden, llamense usos y costumbres, llamense derecho a ser diferentes y parte del presente, son fruto de culturas antiguas y extraordinariamente vivas que centran su cosmos en la solidaridad comunitaria. Y que están dispuestos a aprender, los han aprendido, los nuevos derechos civiles, ganados apenas ayer en la civilización planetaria: de la mujer, los gay, los adolescentes, las lesbianas. Faltan los derechos de los pueblos originarios, y a ver si entonces podemos hablar en serio de democracia.

¿Habrá mezquindad suficiente para detener esto? La histeria y la intolerancia, el clima de provocación, la ignorancia funesta ¿harán ruido suficiente para acallar el clamor nacional más grande y contundente de la historia mexicana moderna?

La marcha indígena de 2001 es el reverso indispensable del 2 de julio de 2000, sol al águila de la moneda alegórica de plata. ¿Qué tal si el volado lo ganáramos todos? Después de las muchas discusiones que ya ganaron los indígenas mexicanos en el terreno de las ideas, la justicia y la ética política, hoy hacen patente, hoy, hoy, que no habrá democracia en la nación si no hay justicia para los pueblos originarios. Y no habrá justicia para los pueblos si la democracia no es capaz de existir.
 
 

Ictic mo temictlin tecihutlazque

(En tus sueños tiempero)

Martín Barrios Hernández


Tipipiloa in cosamalotl Itech eheca
 

In tepetl in tepetl tichocholoa

Titlatlapitza in yolteohuiliztlin
 

Titatzayana in mahuiltxochtli

Tlan azcame yomotlati
 

Ika papalome ticuicani

Ipampa mahuiztic xochime
 

In tlateomatliliztli yohualli

Mo nahualtepozmacquahuitl tlemoyoloni
 

In tamallin ihuan tlaayotilli zanzeca titlamasehuia

Ika no cahuiteotl ihuan ye topillme
 

Ihuan ictic mo mahuiztic tlachixque temictlin

Timochihuas no tlacuayan tequitl
 

Ijko timotlacuitlauia no tictemic

Itech nochi tlilmachiliztli
 

In mo tictemic tecihutlazque

Tihualmopano in cahuitl

Akin mosehuia in hueypoctlichichinotepeme

Tlan papaqui yechichino
 

In mo tictemic

Miccacochqui titictemic

In mixtlin

Ihuan mo tlatolli yepatlani

Te columpias del arcoiris

De los vientos
 

Brincas de cerro en cerro

Soplando acertijos
 

Rompes la piñata de las lluvias

Que ocultan las hormigas
 

Cantas con las mariposas

A las flores santas
 

En la noche de las ceremonias

Tu espada mágica centellea
 

Compartiendo tamales y aguardiente

Con nuestro Dios del Tiempo 

y sus alguaciles
 

Y en tus sagrados visionarios sueños

Haces la faena de nuestros sustentos

Así como vigilas mis sueños

Contra todo oscuro temperamento
 

En tus sueños tiempero

Eres el tiempo

Que se descansa en los 
volcanes

Que fuman contentos
 

En tus sueños

Durmiendo te sueñas

Entre nubes

Y tu palabra vuela

Martín Barrios Hernández vive en Tehuacán, Puebla, y escribe en náhuatl y español.
 

haciendo guardia


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