La Jornada Semanal, 10 de diciembre del 2000 

Nietzsche (1900-2000)
 
 

El joven Nietzsche: filología,
estética y filosofía en la encrucijada


Probad de mis platillos comelones
Que mañana les sabrán mejor
Y aún pasado mañana bien.
Mis siete viejas causas,
Que me dan siete nuevos alientos.
F. Nietzsche, La Gaya Ciencia.  
Con esta selección ofrecemos un retrato del joven Nietzsche, filólogo, esteta y filósofo. El combate y encuentro peculiar de estos aspectos del pensamiento nietzscheano son poco conocidos en nuestro país y, en lengua hispana, apenas han sido estudiadas seriamente. Tienen un lugar aparte Rafael Gutiérrez Girardot y Diego Sánchez Meca; el primero, con una obra inigualable por su concisión, amplio conocimiento de la cultura alemana y profundidad: Nietzsche y la filología clásica; el segundo, por su traducción y estudio de los textos de 1875-1876 sobre El culto griego a los dioses.

El conjunto de esta selección –que será ampliada en un libro de próxima aparición–, consiste en algunos fragmentos del legado póstumo de Nietzsche: apuntes de obras inconclusas, el plan de una tragedia –un Empédocles inspirado en la obra de Hölderlin–, así como un texto que anticipa los grandes temas en la obra de madurez, y el espíritu de la transvaloración nietzscheana: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, por primera vez en traducción actualizada, directa del alemán. Este texto se conocía en las versiones de Eduardo Ovejero y Mauri, y en la selección que la revista francesa Poétique hiciera en los setenta, titulada en español como El libro del filósofo; sobra decir que el editor traduce del francés. Los errores de la traducción de Ovejero están ampliamente documentados, no sólo por las libertades que se otorga, en numerosos pasajes, en defensa de la idiosincracia española de los cincuenta, sino además porque sigue de cerca los polémicos comentarios de la hermana de Nietzsche.

Es el momento de retomar los textos del joven Nietzsche para entender su formación tanto desde un punto de vista histórico, a partir de la tradición intelectual alemana, como desde la perspectiva filosófica. La riqueza del periodo de formación de Nietzsche se muestra en los textos de nuestra selección: la indeleble presencia de los clásicos alemanes como Hölderlin, Schlegel, Schiller y Goethe, quienes le infunden el acento estético de los clásicos; la formación del filólogo científico que aprendió de su maestro Ritschl, y cuya tradición es fundada por filólogos de la talla de Wolf y Friedrich Creuzer, de donde aprende la ardua disciplina hermenéutica; la figura del filósofo y su significación para la cultura, una imagen de la filosofía del futuro: "El filósofo como médico de la cultura", "El último filósofo".

La importancia que cobra la filosofía no sólo se debe a las investigaciones y traducciones que el joven Nietzsche dedicaba a Platón y a Heráclito. Si bien la influencia de Schopenhauer había de influirle decisivamente, también es necesario recordar que ya entonces –según el testimonio posterior de Nietzsche– su schopenhauerianismo no perduró tanto como el horizonte que le abrió La concepción dionisiaca del mundo, de donde debemos interpretar el sentido original de la frase: "El gran Pan ha muerto." También encontramos la lucha por la interpretación de los clásicos, entre el romanticismo estético representado por Goethe, Schiller y Schlegel, contra la concepción académica de la filología: "Uno se consolaría si lo que sucediera fuese que los filólogos quedaran exterminados por los griegos. Sin embargo, es la Antigüedad la que salta en pedazos en manos de los filólogos."Todavía será más explícito al final de su Homero y la filología clásica: "Con esto quiero expresar que toda actividad filológica debe estar impregnada de una concepción filosófica del mundo…"

El interés que suscita en la actualidad el pensamiento de Nietzsche ha de combatir el carácter general, impreciso, acrítico y doctrinal con el que lo traicionan algunas versiones académicas. No hay lugar a especulaciones si se cuenta con la investigación y renovación de las fuentes documentales de la obra nietzscheana, en apego a la tradición exegética y a los hallazgos de la hermenéutica filosófica contemporánea.

Arturo Saucedo



 


El pensamiento
de Friedrich Nietzsche




El filósofo Friedrich Nietzsche es, probablemente, uno de los personajes más controvertidos en la historia del pensamiento occidental. Desdeñado como demente y venerado como espíritu independiente, incriminado como precursor del nacionalsocialismo, ubicado como iniciador de un discurso posmoderno, su pensamiento sigue caldeando los ánimos hasta el día de hoy, a la vez que su obra alimenta constantemente nuevos discursos.

Para ofrecer un acercamiento a este pensador y facilitar una idea más clara acerca de él, presentamos aquí algunos textos del joven Nietzsche, de los cuales no había, hasta ahora, traducciones directas del alemán al español. Los mismos nos franquean la entrada a un taller en el que fue forjándose el pensamiento europeo en un momento muy específico.

En el siglo xix las diferentes áreas del saber –tanto de las ciencias naturales como de las humanidades– se van separando del gran edificio de la filosofía que hasta entonces las englobaba a todas. Los pensamientos y conocimientos ponen en tela de juicio, en modo creciente, los grandes proyectos sistemáticos al estilo de Hegel. Entre otros fenómenos, se observa el establecimiento de una ciencia de la historia que ya no le permite al ser humano cognoscitivo vivir, sin más, en medio de la historia. La historia adquiere características de un objeto en sí mismo, que se desprende del presente, y con ello ya no se puede experimentar de manera inmediata en éste.

Esto implica una doble ruptura, al significar que ni existe una continuidad inmediata con los antepasados, ni resulta viable el desarrollo de sistemas filosóficos . Nietzsche experimenta esta situación como un fenómeno de decadencia. A diferencia de Wagner, quien expresa esta decadencia en su música y la lleva a la culminación, Nietzsche desenmascara la decadencia y la combate a través de sus escritos. Al pensamiento en función de sistemas, propio de sus antecesores, le opone un pensamiento en función de problemas. Ya no puede aceptar un pensamiento que parta de premisas fijas para desarrollar, a partir de ellas, un sistema. Tal manera de pensar bien puede erigir estructuras de gran belleza arquitectónica; sus edificios conceptuales autogenerados, empero, permanecerán vacíos.

Un pensamiento enfocado al problema, en cambio, irá desarrollando el tema al analizarlo desde los más diversos ángulos, a partir de un cuestionamiento determinado. Tal actitud no pretende resolver el problema, sino tomar en cuenta la situación humana al aceptar que no se puede tender ningún puente firme entre la inmediatez de la percepción sensorial y la vigencia eterna del concepto. En este sentido, el pensamiento no puede hacer más que señalar un camino sin asumir la pretensión de llegar a la meta. En estos mismos términos, los textos siguientes deberían entenderse como un ejercicio de acercamiento al pensamiento nietzscheano.

Bernd M. Scherer