Lunes en la Ciencia, 9 de octubre del 2000



PANORAMA

Las emociones del cerebro

cerebro Los científicos estadunidenses hallaron nuevas pruebas de que el cerebro humano "siente" sus emociones del mismo modo que percibe un dolor de cabeza: registrando lo que ocurre en el interior de sus organismos.

La idea es que una emoción ocasiona cambios en el organismo de una persona, incluso en el cerebro, y que el cerebro, a su vez, registra tales cambios. Ese registro produce la sensación de emociones.

Las ideas generales al respecto han circulado desde el siglo XIX y fueron presentadas de manera más amplia en el libro The Feeling of What Happens (La sensación de lo que ocurre), publicado en 1999 por el doctor Antonio Damasio, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa.

En la edición de octubre de la publicación Nature Neuroscience, Damasio y sus colegas presentan un estudio del cerebro que respalda esas teorías.

Los científicos examinaron la actividad cerebral de 41 personas que experimentaban tristeza, felicidad, indignación o temor al recordar ciertos acontecimientos de sus vidas.

Los científicos concentraron su estudio en las zonas cerebrales capaces de percibir ciertos cambios en el organismo o en el propio cerebro.

Los resultados demostraron que cada emoción ocasionaba una pauta de actividad diferente en esas zonas cerebrales, como indicio de que tales pautas de actividad son claves para la percepción de las emociones (Ap)


antibioticos Nuevos antibióticos

Una nueva familia de antibióticos capaz de aniquilar las bacterias de la pulmonía y otras enfermedades podría constituir una alternativa viable para los antibióticos de uso común, que han perdido su eficacia porque los gérmenes han creado resistencia a su aplicación.

Numerosas variedades de bacterias como el estreptococo han desarrollado una resistencia a la eritromicina y otros antibióticos utilizados para combatir las enfermedades del aparato respiratorio.

El arma más reciente de la medicina moderna en esta guerra son los llamados quetólidos, que son derivados de los antibióticos tradicionales o macrólidos, pero son químicamente diferentes, de modo que pueden afectar a las bacterias resistentes a estos últimos.

Varios estudios acerca de dos variedades de quetólidos -telitromicina y ABT-773- fueron presentados recientemente en Toronto, en una conferencia acerca de enfermedades infecciosas auspiciada por la Sociedad Estadunidense de Microbiología.(Ap)


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