La Jornada Semanal, 27 de agosto del 2000

Tres poemas
 
Osip Mandelstam
 

Tres fechas en la poesía de Mandelstam: mayo de 1931, noviembre de 1933 y marzo de 1937, que fueron, además, fundamentales para su proceso vital y para el lento desarrollo de su tragedia personal y de las desgracias de su pueblo destrozado por la suspicacia y el autoritarismo. La imaginería de Mandelstam: hachas en el bosque, agua negra y dulce, estrellas de siete alas, charlatanes a medias, montañeses del Kremlin, los jefes catrines, la mediocridad entronizada, “un georgiano de gran corazón” asesinando con horrenda dulzura, la tristeza florentina y la vida que mata y acaricia... encontró en Jorge Bustamante un traductor fiel y talentoso. Aquí tienen nuestros lectores al “Amigo en vida de todos los vivos”.
 

 

Me extravié en el cielo. ¿Qué puedo 
hacer? 

Quien esté cerca ¡conteste! 

Sería mejor para ustedes hablar 

De las vigorosas visiones dantescas. 

No puedo separarme de la vida: 

Aunque ella mate y acaricie, 

En los oídos y en las cuencas de los ojos 

Se posa la tristeza florentina. 

No coloques, por favor, no coloques 

Laurel amoroso en el whisky, 

Mejor despedaza mi corazón 

En trozos de sonidos azules. 

Y cuando muera, este servidor, 

Amigo en vida de todos los vivos, 

Resonará en lo alto y profundo 

Un eco celeste en el pecho. 
 
 

9-19 de marzo de 1937
Versiones del ruso de Jorge Bustamante García
  Vivimos inmersos sin sentir el país, 
 
Nuestras palabras se esfuman a diez
 
pasos, 
 
Donde sólo basta un charlatán a medias 
 
Recordarán al montañés del Kremlin. 
 
Sus gruesos dedos son grasos, cual
gusanos,
 
Y sus palabras, pesadas, son ciertas, 
 
Las cucarachas se mofan de sus ojos
 
Con sus tentáculos resplandecientes. 
 
Lo rodea una chusma de jefes catrines, 
 
Juega y se sirve de gente mediocre. 
 
Quién silba, quién maúlla, quién
gimotea,
 
Sólo él puede golpear y empujar, 
 
Como un capataz da una orden tras otra
 
Ya sea en la ingle, en la frente, en las
cejas, en los ojos.
 
Él puede matar y a la vez ser dulce,
 
Es un georgiano de gran corazón.
 
Noviembre de 1933
 
 
 
 
        Guarda siempre mi palabra tras un dejo de desgracia y humo,
Tras la resina de la paciencia circular, tras la brea vergonzosa del trabajo... 

Como el agua que en los pozos de Novgorod debe ser negra y dulce, 

Para que en la Navidad se refleje en ella la estrella de siete alas. 

Y por ello, padre mío, mi amigo y burdo ayudante, 

Soy un hermano bastardo, un renegado del pueblo, 

Que promete edificar grandes y frondosas construcciones 

Para que en ellas se mueran los príncipes. 

Ojalá me amaran sólo a mí estos parajes helados 

Como los bolos que, apuntando a la muerte, golpean el jardín. 

Aunque pase toda la vida en una camisa de hierro 

Encontraré para la ejecución un hacha en el bosque.

        3 de mayo de 1931