Lunes en la Ciencia, 7 de agosto del 2000



El caso de Guanajuato

La ciencia mexicana y Vicente Fox

Octavio Paredes López

E n febrero de 1996, el entonces gobernador de Guanajuato, Vicente Fox, emitió el decreto de creación del Consejo para Fomentar la Ciencia y la Tecnología estatales (Concyteg) en respuesta a los planteamientos de diversas instancias interesadas en la materia, entre los que destacó el del entonces rector de la Universidad de Guanajuato (UG) y actual gobernador electo, Juan Carlos Romero, y de algunos de los miembros de la comunidad dentro de los que tuve el privilegio de participar, como lo señalé en un artículo periodístico (La Jornada 08-04-96). Bajo la dirección de Arturo Lara y la supervisión y apoyo de Eduardo Sojo, de parte del ejecutivo estatal, el Concyteg se abocó a conocer las potencialidades y también las carencias y limitaciones de las 42 unidades que realizan investigación en Guanajuato, y en las que laboran aproximadamente 800 investigadores, de los que cerca de un tercio son miembros del Sistema Nacional de Investigadores; este último dato coloca a esta entidad en el segundo o tercer lugar en el país, por arriba de otras entidades con mayor desarrollo económico.

portada A diferencia de otros estados, la educación superior y de posgrado, y la ciencia guanajuatenses tienen un muy buen nivel de distribución geográfica y su dependencia administrativa es variada. Está claro que la UG tiene un destacado peso cualitativo y cuantitativo en estos menesteres; gran parte de estos avances se lograron durante el rectorado de Juan Carlos, pero afortunadamente también se tienen otros grupos con similar prestigio nacional e internacional como los del Instituto Tecnológico de Celaya, el Cinvestav-IPN Irapuato, tres centros SEP-Conacyt, Inifap y otros.

En poco tiempo el Concyteg se ha convertido en uno de los consejos más dinámicos y con mejor apoyo económico, que no suficiente, en relación a los 15 existentes en México. Grupos que ya han constituido una red nacional presidida por el director guanajuatense.

El entonces gobernador exigió también para su apoyo programas de desarrollo a largo plazo; de esta manera se elaboró el Plan de Ciencia y Tecnología de Guanajuato 1998-2020. Este importante proyecto no está exento de errores, mismos que se han venido subsanando, pero debe destacarse que en la concreción de tal propuesta participaron amplios y diversos sectores de la sociedad, incluyendo a la empresa y a organismos municipales y civiles; en el documento se propone la formación de recursos humanos de alta calidad, y el desarrollo armónico de la investigación básica, aplicada y la generación de tecnología, sin dejar de lado las ciencias sociales y humanidades, entre otras tareas ingentes. Las limitaciones para alcanzar los niveles a que se aspira en dicho plan son inmensas, pero la voluntad y el entusiasmo para resolverlas por parte de la comunidad científica, de los gobiernos y de otros sectores tienen que ser del mismo tamaño.

El apoyo explícito, entusiasta y generoso para el avance de la ciencia y tecnología que mostró Fox, actual presidente electo de la República, durante sus funciones en el gobierno guanajuatense dan la base para esperar que esta actividad reciba una atención como nunca se ha tenido en el país. De hecho, él también podría ser el presidente que marcara con el inicio de este siglo el despegue de una C y T mexicanas con aspiraciones primermundistas. Es decir, generar liderazgos, equipos de trabajo y planes a largo plazo (no como espejismos sino con el afán de cumplirlos) con la participación de los diversos actores sociales; terminar con la falta de interés del gobierno por la C y T y de los científicos por los problemas de la sociedad; mantener apoyos sostenidos a la creación de espacios y de oportunidades para las nuevas generaciones de científicos, así como para el aprovechamiento de la experiencia de los investigadores consolidados; propiciar la creación de grupos de C y T a lo largo y ancho del país; implantar la enseñanza de la ciencia en las aulas de todos los niveles de las escuelas rurales y urbanas; entre otros objetivos.

En materia de política científica Fox señaló en su campaña que por desgracia el desarrollo actual de la C y T es insuficiente para llevar a la sociedad mexicana a la nueva realidad del conocimiento y que los gobernantes no han comprendido cabalmente su valor. También manifestó que estudios de competitividad entre 46 países ubican a México en el último lugar en C y T, y reiteró su disposición de brindar al fin del sexenio 1 por ciento y 0.8 por ciento del PIB a la educación superior, y a la ciencia y tecnología, respectivamente. Dentro de este contexto, amplios sectores de la comunidad, como los de la Academia Mexicana de Ciencias y otras academias, han manifestado la necesidad que la C y T sean declaradas una prioridad nacional y que el Conacyt dependa directamente del Ejecutivo federal.

Ojalá ahora, como presidente en funciones, y a pesar de las dificultades para definir prioridades en un país con los requerimientos y desigualdades del nuestro, se puedan conseguir y canalizar los recursos y apoyos estratégicos por parte de su gobierno, y de otros componentes sociales, para invertirlos en la operación de la palanca que genera al final bienestar a la sociedad; esto es, la educación, la ciencia y la tecnología.

El autor es director de la Unidad Irapuato del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN

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