LUNES 7 DE AGOSTO DE 2000

* Pobre expresión y escasa técnica de los alternantes


Naufraga la terna ante descastados

y dóciles novillos de La Muralla

* Toreros sin celo ni sello * Desaprovechados varios ejemplares * Mejoró la entrada

Lumbrera Chico * Cómo no se van a molestar los bientratados por la empresa de la Plaza México cuando los maltratados por la misma no hacen sino destilar amargura, frustración y envidia, desvirtuando la labor de quienes arriesgan su dinero para conservar una de las tradiciones más añejas del país y cuestionando la de quienes festejan a diario los resultados de ese gesto, por fallido que resulte.

Uno de los rasgos que caracterizan los infracriterios neoliberales que azotan este fin de sexenio es el de hacer como que se hace, el de aparentar sensibilidad aunque sin resultados y el de fingir profesionalismo pero sin conocimientos ni compromiso, como no sea con las utilidades centaveras a cortísimo plazo. Así nos va.

Lo bueno es que en la segunda novillada de la temporada (más) chica en la Plaza México ųla temporada chica viene siendo la todavía llamada grandeų, el fuerte y encastado encierro de Zacatepec que se intentó lidiar, servirá de referencia al desfile de lagartijas mansas que habremos de padecer a lo largo del lastimoso serial, pues está visto que lo que neuronas no dan, patrocinadores no prestan.

 

ƑCartelazo de lujo?

 

Ayer, en la tercera novillada de la temporada, la incomprendida empresa tuvo a bien endilgarle al público un bien intencionado cartel ųcartelazo de lujo publicaron los oficiosos para atraer más gente, y lo lograronų con el supuesto novillero puntero de México, otro joven sin más cualidades que ser recomendado del matador de regreso Curro Rivera y con quien hizo el papel más decoroso en el festejo anterior.

ƑEl resultado? Tedio, bostezos, hartas chelas ų"Compa, Ƒsi me aviento una siesta durante la faena no me multan?"ų y tergiversación del concepto de oportunidad y de quienes a ella son acreedores en la supuesta plaza más importante del país.

El regiomontano José Daniel Ayala, primer espada, en teoría el novillero puntero de México, el más destacado y el que más torea y apoderado por el mismo que apodera a Eloy Cavazos, exhibió con el soso y repetidor Chismozón (sic) ųqué querían, Ƒtaurinismo a ciegas u ortografía?ų un toreo eléctrico, desangelado e impersonal. Dos pinchazos, dos medias y dos avisos necesitó quien está a punto de recibir la alternativa para deshacerse del insulso astado. Con su segundo, Rematador, francamente abecerrado, quesque con 382 kilos, y al que el juez Lanfranchi, luego de atreverse a aprobarlo, no se atrevió a devolverlo a los corrales ante la manifiesta mansedumbre exhibida en varas, no sucedió absolutamente nada. Dos pinchazos y una entera fueron la rúbrica de tan prometedor joven.

 

Oreja pueblerina

 

A Oscar López Rivera, también de Monterrey, con cuatro años de novillero y casi un centenar de novilladas toreadas, no le fue mucho mejor, si bien obtuvo una pueblerina oreja de su primero, Contador (409 kg), por una estocada a un tiempo ųtoro y torero arrancan al mismo tiempo. Con su segundo, Piel morena (397), Oscar estuvo, si cabe, peor, afligido, empeñoso pero desconcentrado, luciéndole muy poco el traje de luces, y pegando pases como si fuera manda. Lo mejor: dos pares del banderillero Raúl Bacelis, que fue llamado al tercio.

Y el tercer espada, Guillermo Veloz El Pausao, de Apizaco, quien hace ocho días cortara merecida oreja por su entregada y espectacular labor, sobre todo en el segundo tercio, en esta ocasión estuvo francamente mal, pues habiendo tenido el mejor lote no lo supo aprovechar.

Con Cariñoso intentó en los medios zapopinas ųcreación de Miguel Angel Martínez El Zapopan y que bien asimiladas por El Juli fueron rebautizadas en España como lopecinas por su gandaya administraciónų, luego un efectista pero deficiente tercio de banderillas y finalmente minitandas de derechazos y naturales ųtres y el remate- sin mandar ni despedir lo suficiente la larga embestida del claro novillo.

"Es novillero", reclamó alguien, y otro replicó: "pero tiene delante un novillo para consagrarse". Y sí, como no se logró hacer del astado, menos se pudo hacer del público. Arrastre lento ordenó el juez, y a una salidita al tercio redujo el muchacho lo que debió haber sido un triunfo apoteósico. Con el que cerró plaza, Precoz, ejecutó valerosas tafalleras en los medios, se embarulló en banderillas y volvió a desaprovechar un novillo, el otro mejor del desbravado encierro, por el gran defecto de reducir la trayectoria de la embestida en un estilismo tan pretensioso como ineficaz. Por poco se lo regresan vivo al corral.