LUNES 7 DE AGOSTO DE 2000

ƑDemocratización de la CNC?

 

* Iván Restrepo *

Poco después de conocerse los resultados de las elecciones del 2 de julio, el líder de la Confederación Nacional Campesina declaró que esa organización había cumplido con creces la tarea de obtener votos a favor del candidato del PRI a la Presidencia. Se ufanó de que casi la mitad de los 13 millones de ciudadanos que sufragaron a favor del licenciado Labastida vivieran en el sector rural. Máxime si se esfumaron los millones de votantes que prometieron movilizar las centrales obreras oficiales, las redes tejidas por la doctora Uriarte y el sector popular.

Una vez más, el llamado voto verde mostró la efectividad del control gubernamental y salvó al PRI de una derrota mayor. Ojalá por última vez, el sector más atrasado del país, el más golpeado por las crisis, se dejó influir por los programas puestos en marcha desde las diversas dependencias federales, estatales y municipales. Ese control vive sus últimos días. La derrota del candidato del PRI a la Presidencia dejó en el aire a los dirigentes de la principal organización campesina nacional y a los de otras agrupaciones afines al gobierno. Por primera vez tendrán que ganarse el apoyo rural con algo más que promesas y la entrega de créditos, insumos, obra pública diversa. Quizás por eso la CNC acaba de anunciar la integración de un programa para establecer las posibles soluciones a la pobreza en que se debaten 25 millones de campesinos; que resuma sus demandas y necesidades, y defienda las conquistas sociales de los hombres del agro. Será, dice, un programa alternativo que fortalecerá a la CNC "ante las posibles políticas incongruentes e inconsistentes del gobierno de Vicente Fox".

Un visitante de otro planeta se sorprendería al enterarse que durante décadas diversos especialistas elaboraron certeros diagnósticos sobre los problemas que aquejan a la cuarta parte de la población de México, la rural; que cada sexenio, los funcionarios y los técnicos a su servicio desentierran y actualizan estudios sobre la realidad agraria y la forma de resolver sus desajustes históricos. De manera notable, los que soportan 10 millones de indígenas. Ese visitante se llevaría también un buen tiempo en leer los discursos y los programas destinados a eliminar la pobreza, según la óptica de cada sexenio.

Luego de esa atenta lectura, el extraterrestre caería en cuenta que las centrales campesinas al servicio del gobierno no necesitan inventar hoy, a las volandas, diagnósticos y soluciones a los problemas rurales. Llevan décadas haciéndolo. Destaco al respecto el esfuerzo hecho a fines de los sesenta, cuando la CNC creó un consejo técnico con diversos especialistas en los asuntos agrarios y económicos. Una buena parte de sus integrantes no militaban en el PRI, pero simpatizaban con la causa campesina. Lo presidió un tiempo el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.

Lo que le falta entonces a la CNC es democratizarse, actualizar sus formas de lucha, no ser más convidada de piedra dentro del partido; abandonar, como promete el actual líder Heladio Ramírez, la sumisión y el lacayismo. Defender y acrecentar, en cambio, las conquistas sociales que los gobiernos priístas le han quitado, en especial los últimos sexenios. En el caso de los recursos naturales, bien harán en oponerse a las acciones privatizadoras puestas en marcha a principios de los ochenta y que buscan convertir en jornaleros a los dueños históricos de bosques y selvas; exigir apoyos a la producción y al desarrollo social, a fin de abatir la miseria y la desigualdad; para garantizar la existencia de los recursos naturales y la inigualable biodiversidad que distingue a México, y no, como sucede ahora, contribuir a su destrucción por hambre y carencias.

Hastiados de promesas incumplidas, libres del control del PRI-gobierno, los campesinos tienen ahora la oportunidad de trazar caminos propios, democráticos. De lograrlo, no solamente ganarán ellos sino también el patrimonio natural de México. *