La Jornada Semanal, 21 de mayo del 2000



Naief Yehya

Ambición y transgresión en la frontera digital

I love you

En cuestión de unas cuantas semanas el mundo digital se ha visto sacudido una y otra vez. La bolsa de Nueva York dio algunos tumbos, especialmente vertiginosos en el campo de las acciones de alta tecnología e internet, que le pusieron los pelos de punta a los inversionistas, los especuladores y los millares de afanosos e improvisados financieros que juegan diariamente a la lotería de Wall Street. Por otra parte, el departamento de justicia estadunidense ordenó la partición de Microsoft en dos empresas, como castigo por sus prácticas monopólicas. Paradójicamente, de partirse la empresa de Gates el resultado serán dos gigantes capaces de atraer inmensas fortunas en inversión y de tornarse, a su vez, en monopolios. El 19 de abril fue capturado Mafiaboy, el adolescente canadiense de quince años que fue señalado como culpable del ataque del 8 de febrero pasado en el que, mediante la técnica del smurfing (inundar un servidor con peticiones hasta saturarlo), inutilizó durante varias horas sitios de gran tráfico como Amazon.com. CNN.com, e*trade. Yahoo y eBay. El 4 de mayo pasado le tocó el turno al virus I love you, una versión un poco más eficiente y destructiva del virus Melissa, ya que no solamente satura servidores al enviarse a las direcciones de las personas que se tengan almacenadas en memoria, sino que también daña una variedad de archivos. Este ataque, aparentemente originado desde las Filipinas (un hecho que ya se ha convertido en orgullo nacional), puso en evidencia la hipótesis de que gracias a internet cualquier persona armada con una modesta computadora puede causar estragos en el nuevo orden digital planetario. Un estudiante de computación, Onel A. De Guzmán, puso en circulación ``accidentalmente'' un programa que causó daños por alrededor de diez mil millones de dólares. Guzmán, que para muchos se ha convertido en un héroe, sostiene que el acceso a internet debe ser ilimitado y gratuito; su tesis (rechazada por su escuela, la Amable Mendoza Aguiluz Computer College) era un programa destinado a robar passwords para poder utilizar la red sin pagar (en Filipinas el cargo promedio por uso de internet es de alrededor de 1.5 dólares la hora). Por el momento, Guzmán se encuentra en una situación ambigua, pues en la ley filipina no hay nada que se aplique específicamente a su caso. No obstante, es obvio que pronto se va a desencadenar en su contra una feroz embestida corporativa.

La pequeña guerrita ruin de Metallica

Por otra parte, Napster (www.napster.com), el programa que permite intercambiar, grabar y escuchar la música que otros usuarios tienen en su disco duro, ha desatado uno de los debates más efervescentes de la era del web. Napster ha venido a poner en evidencia una serie de huecos en las leyes de la propiedad intelectual y ha transformado una de las discusiones hipotéticas acerca de la libertad en internet en un problema real. Súbitamente, cientos de miles de personas en el mundo entero se encuentran haciendo downloads de millones de canciones sin pagar un centavo por ellas y, aparentemente, sin violar ninguna ley. El programa ideado por un adolescente, Shawn Fanning, ha dado innumerables jaquecas a las disqueras, a la Recording Industry Association of America, al grupo Metallica y al rapero Dr. Dre, entre otros, quienes se han lanzado a demandar a Napster con el fin de eliminar este producto subversivo. Esta actitud ha dañado la imagen de Metallica entre algunos fanáticos, de manera semejante a como U2 cayó de la gracia de muchos por atacar al grupo Negativland por haber llamado U2 a uno de sus discos. Los miembros de la banda, encabezados por el vociferante baterista del grupo, Lars Ulrich, no sólo quieren destruir el concepto de la música gratuita en internet sino que también han exigido que las 335 mil personas que adquirieron o intercambiaron canciones suyas por esta vía sean bloqueados permanentemente de este servicio. Bajo las leyes actualmente existentes, el poseedor un derecho de autor puede exigir a un proveedor de internet que retire cualquier material pirata de su servicio o incluso que elimine links a material ilícito. En este caso, para evitar una acción legal la única manera de obstruir el material problemático es bloqueando usuarios. No es de sorprender que diversos sitios en la red estén llamando a boicotear a Metallica (MetallicaBoycott.com); otros se han conformado con burlarse, romper discos o denunciar este gesto de egoísmo, avaricia y nula solidaridad con sus fans. Un tal Danzo trató de subastar la integridad de Metallica en eBay pero lamentablemente la subasta fue suspendida. Entretanto, el grupo Limp Bizkit ha aplaudido la democratización musical que ofrece Napster y son el primer grupo de talla que los apoya y ha aceptado su patrocinio. Si bien es obvio que Metallica y el resto de los grandes grupos no se verán perjudicados significativamente por Napster, también es claro que cientos de bandas y artistas independientes cuya música circula ampliamente a través de Napster no han transformado su éxito en ganancias. Uno de los mejores ejemplos es el pianista Ernesto Cortazar: ha sido objeto de alrededor de dos millones de downloads pero el aumento de sus ventas ha sido imperceptible. Estamos viviendo un momento en que la transgresión y la anarquía son aún relativamente posibles en la frontera digital. Pronto aparecerán más y mejores medio de censura, vigilancia y represión que harán imposibles fenómenos como Napster. Así que más vale gozarlo mientras sea posible.

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