La Jornada Semanal, 14 de mayo del 2000
Yo sé que por alguna causa que no conozco estás de viaje,
Tu retrato me mira desde donde no estás,
Mienten las cosas que hablan de ti
Más acá de esas aguas oscuras que golpean las costas de los hombres,
un océano
más poderoso que la noche te lleva entre sus manos
como una flor
dispersaÉ
desde donde no te conozco
ni te comprendo.
Allí donde todo es mentira dejas tus ojos para
mirarme.
Deposita entonces en mí algunas de esas flores que te han
dado,
alguna de esas lágrimas que cierta noche guiaron mis ojos al
amanecer;
también en mí hay algo tuyo que no puede ver
nadie.
Yo sé que por alguna causa que no conozco te has ido de
viaje,
y es como si nunca hubieras estado aquí,
como si sólo
fueras -tan pronto- uno de esos cuentos que alguna vieja criada
me
contó en la cocina de pequeño.
tu rostro último me mintió al
inclinarme sobre él,
porque no eras tú y yo sólo abrazaba aquello
que el infinito retiraba
poco a poco, como cae a veces el telón en
el teatro,
y algunos espectadores no comprendemos que la función
ha terminado
y es necesario salir a la noche lluviosa.
estoy yo hablando de ti como de una historia
que tampoco
conozco.
De Oscura palabra
madre, madre,
nada nos une ahora, más que tu muerte,
es preciso que ahora tu blancura acompañe a las flores cortadas,
a solas como el mar que rodea al naufragio
ahora un poco de flores para mí
tu inmensa fotografía como
una noche en el pecho,
el único retrato tuyo que tengo ahora es
esta oscuridad,
tu única voz es el silencio de tantas voces
juntas,
ningún otro corazón de dormir hay en mí que tus ojos ausentes,
tus labios deshabitados que no tienen que ver con el aire,
tu
amor sentado en el sitio en que nada recuerda ni sabe,
ahora mis
palabras se han enrojecido en su esfuerzo de alzar el vuelo,
pero
nada puede moverse en este sitio donde yo te respondo
como si tú me
estuvieras llamando,
nadie puede infringir las reglas de esta mesa
de juego a la que estamos sentados,
hemos de contemplarnos
tú y yo,
nada nos une ahora, sólo ese silencio,
único cordón
umbilical tendido sobre la noche
como un alimento imposible,
y por allí me desatas para otro silencio,
en las afueras
de estas palabras,
nada nos tiene ahora reunidos, nada nos separa
ahora,
ni mi edad ni ninguna otra distancia,
y tampoco soy el
niño que tú quisiste,
no pactamos ni convenimos nada,
nuestras
melancolías gemelas no caminaban tomadas de la mano,
pero desde
lejos algunas veces se volvían a mirarse
y entonces sonreían,
de las que te llevan,
también
en mí hay algo tuyo a lo que deberían llevarle flores
ese algo es
el niño que fui,
ya nada nos une a los tres,
a ti, a mí, a ese
niño,
De Oscura palabra
Lo empiezas a saber,
Ya cruzas la puerta,
Ya asumes tu cuerpo, ya viajas en todo lo que te rodea,
Extrañamente hermosa eres ahora tu propio fantasma,
Ya te has probado en ti
Pero sabes también que no existe el triunfo que alguna vez deseaste,
Ven aquí con tu colección de mariposas, con tus antiguos juguetes que
ya no existen
Ven a mirar mis osos polares.
tu amor va enseñando sus sales de baño, sus
fiestas de guardar, sus cenas sin nadie;
a veces, el esqueleto de
tu ángel de la guarda
baila en tus ojos,
ciertas avecillas
silvestres amanecen temblando en tus manos,
ya el tufo de la
crucifixión
no te hace taparte la nariz de niña ``que no sabe
nada'', ``que no entiende nada''.
ya sabes que el dolor es un mensajero
servil del infinito,
en tus ojos aquello que miras despierta en ti
misma como pequeños niños
que se sientan al borde de sus
camas
esperando que vengan a vestirlos.
a veces en
tu sonrisa todavía aparece
aquella niña larguirucha ``tan bien
educada'',
pero tu esperanza enflaquece llamándote con voz cada
vez más débil
cuando ya no te dignas escucharla.
en tu alma han
entrado la carne del mundo y la tuya confundidas,
apiñadas por el
mismo placer, revueltas por el mismo dolor.
Desnuda, la ropa que
te acabas de quitar
ya no reaparece en tus ojos,
tu mirada y tu
voz entonces también se quedan desnudas,
te quedas desnuda,
y
por tu desnudez pasan los templos antiguos, las oraciones, los heridos
de guerra y los cánticos de guerra,
los mares lejanos y también la
vida posible en otros planetas.
Ya tu cuerpo comprende lo que
significa ser tu cuerpo,
lo que significa que tú seas
él;
tu cuerpo extendido a lo largo de tu amor, a lo largo de
tu alma,
y todos los barcos que zarpan de tu corazón llevan
ahora
las luces apagadas.
y un hombre no es el extraño invasor que
conocías,
el esposo prudente, el hombrecito que cariñosamente te
mataba un momento
por unas cuantas caricias, por unas cuantas
monedas.
por eso en tu mirada puede oírse
el ruido del mar golpeando las
costas solitarias y a veces
el chillido de un pájaro detrás de la
niebla o la llovizna pertinaz.
y que parecen burlarse de ti desde ciertos rincones,
ven aquí con tus segmentos de niña asombrada.
Ven, ahora que sabes que también en
los labios aparece
-sin que nos demos cuenta-
el beso monstruoso
y bello
de aquello que todavía llamamos el alma.
toda carrera por el oro
la herida resulta
la idea del oro
nuestro redentor es de carácter volcánico,
planta virgen y venenosa,
tiene un héroe,
la disminución del
Paraíso
produce un aumento compensatorio
en la antropofagia
ritual,
de un golpe de bastón bien dado por el héroe,
conduce de los adornos de plumas
a la posesión de la cachonda
recepcionista,
la idea del oro divide el reino
(mares,
tierras)
en las paredes del comedor,
revela un grado de civilización,
el aurífice
clama,
la idea del oro son hojas vellosas,
vísceras florecidas
en la sumisión a la idea
de que cualquier deseo está
contenido
sólo enteramente en su verificación,
la idea del oro se
aplica al movimiento
de un cuerpo hacia arriba,
todas sus flores tienen
olor fuerte y
nauseabundo,
de las hormigas
una vez que aparecen no hay poder
como es sabido el cuerpo tiene
así los reflejos de cada cuerpo extraen
esos nutrientes incorporados al cuerpo
retrasar ese momento inevitable
retrasar ese momento inevitable
pues así como los árboles sirven
capaz de ahuyentarlas, los
árboles sirven
para obtener madera, la madera
para obtener
celulosa, la celulosa...
pero las mayores riquezas de todo
servilismo
descubren el avance de las hormigas,
características que le son
reflejadas,
que le confieren enorme potencial de espejo
a
condición de saber explotarlo, por lo cual
también es destinado a
las oscilaciones
que efectúan las hormigas antes de llegar,
nuevos espejos
nutrientes
de sus más profundas capas producidos
por la
descomposición del padre y la madre,
esperan el frío azogado de
las hormigas
mientras el espejo se atrofia
y la madre y el padre
vuelven a tambalearse
en el fondo de cada espejismo,
es la juventud, durante la
cual
los espejismos segregados por el padre y la madre
se
atrofian,
es la vejez, la vejez
separando
las nuevas imágenes
puestas al alcance de las
hormigas,
para obtener madera y la
madera
sirve para obtener celulosa,
los espejos extraídos del
fondo del árbol
o del fondo del cuerpo, sirven
para extraer, a
fin de cuentas, hormigas
y reflejos de hormigas donde el padre y la
madre
cabecean el sueño de nueva destrucción,
Nunca lo conocí y apenas supe de él.
En Inglaterra dejaba amores y
amigos e iba
hacia el mar, las islas, el sol y el mármol griegos,
pero una mano lo detuvo, pero una mano
en seco lo detuvo en la
vía hacia Brindisi.
No llegaba a la mitad del camino de la
vida.
No verdecía aún la hiedra ni el laurel,
cuando dejó
atrás, cuando hubo de dejar atrás
las tormentas en la selva, la
furia
del Grijalva en horas furiosas del verano,
las mañanas de
Villahermosa y Paraíso,
el olor del cafetal en el húmedo
atardecer,
la caligrafía enigmática de La Venta.
Morir y
joven, y en los siglos queda así:
en los treinta y tres años
de la cristiandad.
Y el aura romántica de su muerte joven
nos
destina a una cruz sin lanza o clavos.