Bazar de asombros

ACTUANDO CON SçTIRA Y LOS HERMANOS BROTHERS

Para Jorge Papadimitriou Galván

Cuando llegaba la Semana Santa a la católica, aunque no demasiado casta y modesta Tijuana, algunos cómicos de la legua (incluyendo a Don Jorge Galván, ahora actor laureado, y a este bazarista, ahora bastante abucheado) unían sus menguadas fuerzas a las poderosas de los compañeros que trabajaban en los cabarets (épicamente famosos en los tiempos de la segunda guerra mundial), los clubes de strip-tease y las indefinibles ``salas de fiesta'', para poner en escena, en una enorme carpa ubicada en las afueras de la ciudad, una siempre exitosa Pasión y muerte de Jesucristo. En una ocasión se organizó una puesta con un reparto curioso: Sátira, ``la exótica de México'', exuberante, amable y bienhumorada señora, hacía una perturbadora Magdalena; Jorge Galván era un Herodes de luenga y postiza barba; un entusiasta travesti y bailarín ``excéntrico'', conocido con el peregrino nombre de ``El Divino Jesús'', componía un Jesucristo poco convincente; este bazarista hacía un Pilatos sobrealimentado y una pareja de cómicos que ni por equivocación provocaban una media sonrisa del auditorio, y cuyo único acierto era el nombre artístico que usaban con desenfado, ``los Hermanos Brothers'', hacía varios papeles: repugnantes escribas, nauseabundos fariseos, sayones y apóstoles.

Pensando que iba a impresionar al auditorio, Pilatos decidió, en la escena de Cristo y Barrabás, callar al pueblo vociferante dirigiéndose con gesto aparatoso y voz temblorosa de emoción a la cuarta pared. Señaló al público con ademán relampagueante y gritó: ``Basta, raza feroz.'' No recordaba el significado que en esas ``chulas fronteras'' tiene la palabra ``raza''. La respuesta no se hizo esperar: ``raza tu tiznada madre'', ``cállate, pinche gordo'' y otras frases igualmente agresivas. El actor recompuso la posición y trató de convertirse en invisible. Con una vocecita aterrorizada liberó al feroz Barrabás y condenó a Jesucristo. Apenas halló un buen pretexto, se deslizó entre las bambalinas y corrió a su camerino (compartido con casi toda la compañía) para curarse del abucheo.

El público, con emoción genuina, asistía a la muerte del Redentor que inclinaba la cabeza sobre un hombro, terminando así su agonía. El travesti de la Avenida Revolución, que llegaba a conmoverse con su papel (para mi gusto su agonía era bastante histérica), esperaba dos aplausos cerrados y, antes de que se iniciara el tercero, levantaba su adolorida cabeza y, con voz dulce y persuasiva, hacía el anuncio de las funciones de la compañía: ``Mañana tendremos tarde, moda y noche y, al término de cada una, fin de fiesta con bailables regionales y las famosas chiapanecas interpretadas por Sátira, la exótica de México.'' Terminaba su campaña de ``creativos'' anuncios, bajaba su cabecita y regresaba al sueño de la muerte, mientras la ovación crecía entre tamborazos enfáticos y la repetición de los efectos que dramatizaban el momento de la muerte: laminazos, cortocircuitos, toboganes con arena y piedritas y, sobre todo, gritos y alaridos de toda la compañía y la tramoya.

Recuerdo a una pequeña y entusiasta desnudista (así denominaban a su profesión las notas rojas de los periódicos: ``desnudista degollada del cuello'', decían cuatro columnas de una publicación de Nogales), que tenía un curioso nom de guerre: ``The hot tamale from Tamazunchale.'' Empezaba su acto en un cabaret de la Avenida Revolución totalmente desnuda. Ya los lectores podrán figurarse todos los titoritos que hacía ante los alelados y medio catatónicos marineros de la Base de San Diego. En nuestras funciones hacía varios papeles: Salomé (con taparrabos y corpiño de lentejuelas), mujer piadosa y temerosa mujer de Poncio Pilatos.

Por esas épocas se escribían reportajes y libros tremebundos sobre la pecaminosa ciudad (Rubén Vizcaíno dice con razón que ``ninguna ciudad puede ser mala todo el tiempo''. La Tijuana de ahora es una población como cualquier otra, aunque el muro divisorio la marque indeleblemente y su condición de ciudad de paso la convierta en un campamento doloroso y desasosegado). Carlos Ortega escribió Tijuana, la ciudad sin chimeneas y otros periodistas la describieron con tintas negras y la situaron al lado de La Habana, Hawai y, más tarde, Saigón... ciudades para el placer pasajero y angustiado de los que morirán al día siguiente. Se cuenta que Braulio Maldonado, primer gobernador del nuevo Estado y político confuso, pero interesante, convocó a las prósperas madrotas de la ciudad para iniciar negociaciones sobre las nuevas formas de tributación que harían de Tijuana uno de los municipios más ricos del país (dos dólares al día por pupila redondeaban una cantidad muy vistosa). La negociación fue ardua y minuciosa. Una de las madrotas destrabó las pláticas (era mejor dialogadora que Barnés y ``el Mosh'') y propuso al gobernador: ``Está bien. Para que todos quedemos contentos, le vamos a dar la mitad de lo que nos entre.'' El albur brilló en la tarde y se escuchó la carcajada del gobernador humorista.

Hugo Gutiérrez Vega

CONFIGURACIONES

Hugo Hiriart

sigue la exposición de temas literarios

RELACION AMOROSA SECRETA. Los amores clandestinos pueden ser de varios tipos, los más comunes son los de los amantes adúlteros, en otros, por el contrario, como en Romeo y Julieta, hay matrimonios secretos. En general, donde hay impedimentos, puede haber amores secretos porque, como es sabido, los obstáculos suelen atizar y potenciar el amor en lugar de extinguirlo. Este es uno de los temas más socorridos de la literatura, pero, como te he dicho, no por eso es menos atractivo, si logras darle nueva frescura, intensidad u hondura. ¿Cómo? Localizando impedimentos novedosos, ésa es una buena manera.

REPATRIADO. Es uno de los grandes temas de la literatura: el regreso al hogar. Héroes incansables lo ilustran: Ulises (toda la Odisea tiene este tema), Orestes, Hamlet y más recientemente la más feroz pieza de Harold Pinter, El regreso al hogar, justamente. En la vuelta a un lugar se detecta como nunca el paso del tiempo, disciernes lo que queda igual de lo que ha cambiado. Esto ya es drama, y muy humano, pero si a eso añades que lo que ha ocurrido es catastrófico, tienes los mejores elementos para un gran drama. La parábola bíblica del Hijo Pródigo cae en el asunto del regreso no catastrófico, sino afortunado.

RIVALIDAD. Por la posesión de una persona amada, en este caso. Dos o más pretendientes del mismo amor. El tema se articula bien cuando uno de los rivales decide eliminar a los demás, pero ya el solo hecho de que la o el amado tenga que decidir entre los oponentes, es suficientemente dramático. Este asunto entronca fácilmente con otros: una mujer casada puede rivalizar con la amante de su marido, por ejemplo.

EL SALVAJE NOBLE. Tema parecido, pero no igual al de la Arcadia feliz. El trasfondo de este asunto es que la civilización corrompe y degrada a la gente. Luego quienes no han estado en contacto con ella, son más nobles, buenos o sabios. Esta idea tiene su origen en el pensamiento de Rousseau del hombre ``natural'' no malvado. En este concepto entran en masa todos los ``indios'', pieles rojas, otomíes o tarahumaras, de los Mares del Sur, esquimales, todos han tenido su parte en esta atribución de excelencia. Pero no sólo ellos, también, por ejemplo, los niños. La novela y película El señor de las moscas, batalla con gran eficacia contra esta concepción optimista.

SED DE ORO, AVIDEZ DE DINERO. El tema tiene dos vertientes: una es la codicia de un tesoro escondido, lejano o disputado cuyo logro fuerza a hacer hazañas o a correr aventuras. Así es muy popular. En la otra presentación el dinero ya se tiene y la obsesión es conservarlo; en esta segunda forma, el tema se centra en el personaje del avaro, también muy popular. En ambos casos el tesoro sirve de motivación de las acciones dramáticas. Incontables películas y libros se han hecho con este tema, pero esto no quiere decir que esté ni de lejos agotado.

SEDUCTOR Y SEDUCIDA. El tema se establece cuando el personaje X obtiene favores sexuales de la señorita. Y, a la que supone ``pura, casta y honesta'', como dice la ley, y esa acción no lleva a vínculo duradero. En ocasiones frecuentes, la aceptación sexual se hace justamente bajo la promesa, que luego no se cumple, de vínculo perdurable. En ese caso y otros parecidos, hay engaño, y entonces aparece una de las más célebres figuras de la literatura, Don Juan, el burlador. El asunto se desarrolla contraponiendo la inocencia e ingenuidad de la muchacha con la experiencia y traición del burlador. No faltan desarrollos del asunto en los que la acción se centra en el hijo producto de la seducción.

LA SEDUCTORA DIABOLICA. Es el contrario en género del tema anterior: la seductora es aquí la mujer que, con su atractivo irresistible, arrastra al hombre a la perdición. La primera de éstas es, claro, Eva que dio a Adán la manzana por consejo de Satanás. Diablo y magia andan con frecuencia cerca de estas seductoras. Como Circe, en la Odisea, que era maga experta y transformaba a los hombres en cerdos (Ulises vence su poder auxiliado por una diosa y Circe se enamora de él). De esta hechicera derivan toda clase de vampiras y diablesas de novela gótica. Pero el tema incluye también el personaje de la ``mujer fatal'' que sin recursos sobrenaturales ni mágicos, valida sólo de su belleza y encanto, arruina a hombres de todo tipo, edad y condición.

EL SOBERANO HUMILLADO. Al rey, como gobernante no podían alcanzarlo las leyes ni la venganza personal, pero sí la humillación. Y este es el asunto que aquí vemos. Un ejemplo de la Biblia es el rey David, que amó a Betsabé, mujer de un soldado suyo, y es humillado por el profeta Natán; otro, menos famoso, es el del rey Ajab que codiciaba la finca de un tal Nabot y la obtiene de mala manera, pero es humillado por el profeta Elías, y, como David, se arrepiente de sus faltas. El tema puede desarrollarse, no sólo entre reyes, sino donde quiera que hay mando y autoridad que puede abusar, por ejemplo, un salón de clases, una banda de gángsters; el ejército o la policía, la mesa familiar, etcétera.

TIRANIA Y TIRANICIDIO. Es tema muy parecido al anterior, pero aquí el rey no meramente abusa, sino se alza a tirano y no es humillado, sino victimado. El asunto tiene aquí más carga política, aunque su trasfondo sigue siendo la justicia. Un personaje que sale de aquí es el emperador loco y cruel, Calígula, por ejemplo, o Nerón. Otro es el usurpador, esto es, quien manda sin legitimidad. Este tema entronca, naturalmente, con el de la conspiración y la rebeldía, es la otra cara de la moneda, porque todo tirano engendra rebeldía.

En la próxima carta terminamos y hacemos algunas reflexiones oportunas.


TEATRO

PABLO MANDOKI

Alquimia escénica

A la memoria de Nadine Evri

Excalibur -la famosa espada del Rey Arturo- es también el título de un cuento de José de la Colina, a partir del cual el grupo Transdisciplinaria Escénica crea un espectáculo multimedia homónimo que se presenta actualmente en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes. Desde su fundación en 1994, dicho centro ha puesto especial interés en el fomento y estímulo a la creación artística interdisciplinaria, dada la convivencia que ahí tienen las distintas escuelas y centros de investigación pertenecientes al Instituto Nacional de Bellas Artes -otrora desperdigados en la enorme geografía de la Ciudad de México. Además, el cna cuenta con un Centro Multimedia que tiene, entre sus objetivos, el de ofrecer asesoría, entrenamiento y ``tiempo de máquina'' para el desarrollo de los proyectos artísticos que requieran de sus servicios.

De esta forma, Excalibur viene a ser un botón de muestra de los muy variados proyectos que se desarrollan al interior de lo que hasta hace algunos años fuera el backlot de los Estudios Churubusco. Transdisciplinaria Escénica, el grupo conformado por Gabriel Figueroa Pacheco (creador escénico), Mauricio Nieto López (artista visual) y Jesús Iberri (artista multimedia), plantea capturar en Excalibur ``la intimidad y cercanía del hecho vivo realizado por el actor'' junto con la versatilidad en la creación de espacios, puntos de vista y encuadres que ofrecen el video y las nuevas tecnologías, en un intento por ``ampliar el campo perceptivo del espectador a través de una combinación armónica entre dichos lenguajes''.

La lista de artistas que, a lo largo del siglo XX, han sentido esta misma tentación de fusionar primero el teatro y el cine, y posteriormente el video, es enorme. Además, la aparición de nuevas tecnologías y su renovación vertiginosa seguirá seduciendo y perturbando las mentes de los que sueñan con esa alquimia denominada ``teatro total''. Sin embargo, en la práctica y a la hora de la fusión resulta casi inevitable la subordinación de unos lenguajes a otros. ¿Cuál de ellos lleva la batuta? ¿Qué elementos habrá que sacrificar en aras de dicha interacción? ¿Qué se gana y qué se pierde?

En Excalibur se relata la historia de Luis, un adolescente que para sobrevivir al mundo hostil e incomprensible de los adultos se sumerge en su propia fantasía, poblada por personajes míticos arturianos: dragones, princesas, brujas y caballeros. Víctima del autoritarismo paterno, Luis se ha convertido en un adolescente retraído al que muy pronto suspenderán en la escuela. En las clases de regularización conoce y se enamora de la hija de su maestra, para luego descubrir que está comprometida y va a casarse. Dicha anécdota se narra de manera fragmentada, entretejiendo la situación real del adolescente con sus fantasías y algunos flashbacks sobre los maltratos sufridos durante su infancia.

Los personajes ``vivos'' interactúan con los personajes y los espacios proyectados sobre las cuatro pantallas, tres de las cuales se desplazan sobre el escenario participando orgánicamente en la creación de dichos espacios escénicos. Ciertamente, el elemento que destaca en este espectáculo es la imagen, y si bien la premisa planteada sobre la creación de los diferentes espacios a través del video está lograda con calidad, el espectáculo depende demasiado de este recurso, hasta agotarlo innecesariamente. En cambio, uno de los aciertos del montaje consiste en la manera sutil y sugerente como fue resuelta la interacción física de los actores ``vivos'' con las imágenes proyectadas. En este aspecto resulta sobresaliente el juego que se logra entre los distintos encuadres de un mingitorio proyectado sobre una de las pantallas y las distintas posiciones que tiene que adoptar el Luis ``real'' para integrarse al efecto de estar orinando, desde un cómodo full shot hasta un top shot hilarante para el que se tiene que acostar en el piso. Otro aspecto de gran importancia es el sonido: la musicalización, composición, grabación y diseño sonoro de Ricardo Cortés constituyen un aglutinante imprescindible para el espectáculo. Por el contrario, el trabajo actoral fue el que sufrió las mayores pérdidas en esta amalgama de elementos: desde la ínfima calidad literaria y dramática de los diálogos, pasando por la excesiva atención requerida por los actores para su acoplamiento con las imágenes proyectadas, hasta el tono fársico con el que se dotó a los personajes autoritarios, el cual los redujo a simples ``tigres de papel'' sin la fuerza necesaria para detonar, verdaderamente, la fantasía escapista del personaje protagónico. De esta forma, lamentablemente, se perdió la oportunidad de sacarle todo el provecho posible a este ejercicio de reflexión acerca del maltrato infantil, un tema cuyo análisis es indispensable para fomentar un verdadero cambio de mentalidad de cara el nuevo milenio.