La Jornada Semanal, 19 de marzo del 2000
Lo sacaron del automóvil por la fuerza
el muchacho abrió entonces la puerta y corrió
uno sostenía la metralleta
como una bestia imposible de parar
otros lo azotaban con porras de
goma látigos del demonio
la mujer recogió a los niños en su regazo
y lloraba
el niño tenía seis años la niña ocho
y sus gritos
llegaban al mismo cielo
en parte alguna dios para ellos piedad en
parte alguna
ya miraban los niños al padre ya a la madre
olvidada su infancia
muerta se arrojó sobre el padre
como ramas tendidas de la muerte
los bastones negros quedaron en el aire
casuales transeúntes fueron
acercándose despacio
los policías escupieron y escaparon
maldiciendo en su lengua
el niño tenía seis años la niña ocho
su
madre veintiocho y todos lloraban
Bajó del cielo el ángel al hotel de cinco estrellas
a la planta
baja descendió en ascensor
penetró en el WC del bar
nocturno
orinó a toda prisa
inhaló pausadamente la
cocaína
(en el cielo la disciplina es de hierro)
cuando regresó
al bar
con ojos de cristal descubrió el secreto
de que todos
somos ángeles
expulsados del cielo
Años después del último apocalipsis
con la obstinación del
sol
cerca del río de la eternidad
Eva salió de su
sueño
desenredaba los hilos del olvido
cuando le habló la
serpiente
(guárdenos dios de hablarle a la serpiente hoy)
se
arrancó la hoja del Monte de Venus
comenzó a buscar la
manzana
ella sabía bien
que donde está la manzana están Adán y
el pecado
sobre la rosa roja se posó la mariposa negra
nació el
amor
poco importa si les robó la eternidad
Versiones de José Sánchez Lizarralde