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Coyotismo
Janice Gould

Mi madre se echó de lado para que yo naciera.
Esto fue hace un milenio
cuando la tierra estaba fresca aún
con la energía del ser.

Fui la primera hija.
Si después de mí llegaban otras
eran tratadas como una mentira,
y rechazadas.

Somos pobres, yo tenía hambre.
Ustedes no imaginan en qué clase de lugares
pedí limosna:
playas, calles, mesas redondas.
Sería capaz de comer basura
pero no de la mano de cualquiera.

Éramos pobres, yo tenía frío.
Mamá me hizo capa, pero no calzones.
La gente se reía de mí.
Yo siempre estaba enojada.
Hacían bromas acerca de mi sexo,
decían cochinadas de mis genitales.
Me volví vengativa.

Una vez oí a la Luna murmurar a mis espaldas.
Cogí del fogón un puñado de brasas
y las arrojé a su cara gorda.
Y claro, me quemé las manos
pero a ella le quedó la marca
de la sorpresa permanente.

Otra vez la Noche soltó el rumor
de que yo podría doblar
cualquier cosa que se moviera.
¿Qué sabía ella? Cuando abrió la boca para reír
le jalé la lengua con todas mis fuerzas.
Ella vomitó un reguero de estrellas
que nadie pudo limpiar.

Sé más de lo que digo.
No existe poesía alguna que no haya estado antes entre mis labios.
Vengo de una semilla viva
sembrada por una mujer
en el vientre de otra mujer.
Todas las cosas insaciables me pertenecen.

 

Janice Gould, del pueblo konkow maidu, nació en San Diego, Californa, estudió en Berkeley y trabaja en la universidad de Nuevo México. Este poema aparece en su libro Beneath my heart (Firebrand Books, Ithaca, Nueva York, 1990). Traducción HB.

 
toma unam

Toma de la UNAM por la Policía Federal Preventiva, México D.F., 6 de febrero de 2000.
Foto: Yuriria Pantoja Millán.

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