La Jornada Semanal, 13 de febrero del 2000
``Étu exceso, tu
abundancia:
palabras, nada más
sólo palabras''.
Ramón
Martínez Ocaranza
Así pues, estos jóvenes poetas asumen responsablemente su manifiesta vigorosidad, siendo la suya una poesía más reflexiva, del encuentro y el desencuentro, de la búsqueda de la soledad y el amor. La vigencia lírica que se está viviendo actualmente es la de una nueva estética y una sensibilidad con características específicas, y es parte de lo que se está viviendo en todo el país; la experiencia de lo emocional se traslada al lenguaje, y el verso libre representa para ellos la última posibilidad de expresión. Ellos tienen claro que su consolidación dependerá en gran medida del transcurrir de los días y apuestan, desde luego, a la poesía como un arte vigente.
Como una crisálida
me dejo envolver
con el féretro de los
sueños
Mis manos buscan
la nueva piel,
mi vista invade los
párpados,
las piernas encogidas
protegen mis
células,
carcomen mi placenta...
deliro de dolor...
y
comienzo a nacer...
el silencio fue roto
Un cordón umbilical
por un llanto salido de las
entrañas
de la noche.
lo aferra a la memoria
de la sal
hundida
en la placenta
cuya raíz se incendia,
cuyo cuerpo se
inmola.
Tierra
Bajo nubes de mazmorra
Tanto aullido tanta temporada enferma
Todo es un mismo baile
Tierra baldía
¿Cuánto reloj camina
¿Cuántas caminatas de luz
¿Cuánto abismo
Tierra
Con un poco de paciencia''.
que huele a charco
de inútil sangre.
los robles mueren
al compás
cronometrado
de un curso inalterable.
tantos anzuelos al
vacío
han logrado confundirse
con el agua inmóvil
que mana
del hastío.
una misma lepra
carcomiendo al
viento
que lleva y trae
mensajes metafísicos.
en el mercado de la historia
se venden tus
pirámides
al precio altísimo
del fiasco.
con tánatos
sobre los hombros?
han quedado sembradas
en la
nada
como jirones coagulados
del alba?
y cuánta nieve
abordarán aún
estos aviones en
picada?
voy a leer las líneas
de tus poliformas manos
para
maldecir los pensamientos
donde tus estatuas nos observan
tierra
baldía
va mi verbo canceroso
contra el cáncer tuyo
porque
``nosotros que vivimos antes
estamos ahora muriendo
Digo adiós sin dar la bienvenida al mundo
¿Sueños que terminan
fuera de alcance va
despidiéndose la vida
Se alejan sin saberlo
La muerte Los niños
Los cálidos inviernos
Obscuridades internas, sin conciencia, sin
razón.
¿Acaso son ideologías temblando
con las manos vacías de
mi piel?
o lunas sedientas volviéndose al
pasado?
Tal vez sean temblorosos silencios
que no palpitan al
ritmo de otro cuerpo
vidas olvidadas sueños sin
vivir
presintiendo la muerte del silencio, del lenguaje
enmudecido.
Vida cortada de tajo sin palabras
hirientes;
palabras tiernas y tranquilizantes
su sonrisa:
artificiosamente desdeñosa
hacia esa absurda idolatría
-que de
nada ha servido-
Aquí las palabras siguen llorando murmullos y
sombras
remasticando recuerdos, sintiendo el
silencio
nostalgia
momentos prohibidos
con la sangre
contemplando las tardes
Las sombras conversando con la
soledad
con los sueños agonizando, renaciendo al morir.
Antes de
llegar la noche seguiré recorriendo tu tarde
antes de que la
muerte
venga otra vez a soñarme.
En el final de tus ojos me escapo
Te recuerdo lloviendo sobre una noche obscura
Lo digo ahora, que el tiempo se vuelve escombros
Lo digo hoy, que la mentira se deshoja
con lo que se abre entre
manos
siempre escondida con
las palabras inmersas
y la profundidad de tus labios.
y los árboles
desfiguran sobre el cielo su sombra.
y el huracán se despierta
como la sangre
que retira su evidencia.
Remontado contra la luz y la noche, la espada se apaga
Entre espejismos de la noche y aunque se detenga el día
apenas un
día iluminado entre talismanes.
Quiero llegar antes del sábado a la
casa y no he podido.
Pero nadie mira el cauce del río que ahoga al
invierno
y esa sombras del tiempo son lo mismo:
dibujan la
ciudad donde han vivido al filo de un relámpago.
Sin quedarme ciego
indagaré el mundo por mis venas
esperando se arrojen al mar
y al
abismo los árboles desde donde miro al tiempo
si es que
existe.
Organizaré en el próximo verano un homenaje de
palabras
solo con la noche de los desconocidos
mientras vivan
los pájaros de la madrugada
porque después se alejan desprendidos
del castillo;
del extremo que ya se precipita, a la salida del
mundo.
La puerta se cierra, está cerrada.
Nadie vuelve la mirada
hacia atrás ni saludan,
aun cuando están en el mismo cauce las
olas.
lamento
decirlo: he visto lo imposible,
la ciudad ha sido iluminada por el
sol
y se alejan los rayos en rojo o en azul pero de un color más
gris que blanco
como nubes girando en el cielo y el
olvido
aunque sea un instante. Han transcurrido cinco
días.
¡cinco días!
Sí, pero el fuego y las cenizas son apenas
plumas de un domingo.
Casi aire, tiempo;
como un anuncio de todo
el universo
entre abismos de mi sangre que dibujan el mar
desbordado.