Antesala

La terapia del suicidio. Esta, por desgracia, es la que se autorrecetó la poeta norteamericana Anne Sexton. Nacida en 1928 en Newton, Massachussetts, vivió siempre en o cerca de Boston. La autora de Live or Die, libro que ganó el prestigiado Premio Pulitzer 1967, transitó su atormentada vida entre ataques psicóticos y asilos mentales. Anne Sexton cometió suicidio en 1974 y su último libro, Words for Dr. Y, apareció post mortem el mismo año. Bueno, pues nuestra colaboradora y amiga, la actriz Patricia Rivas lo invita a usted, lector(a) que gusta unir la vida íntima con la obra, a la puesta en escena de La terapia del suicidio, espectáculo que se basa en los poemas de Sexton (traducidos por la propia Patricia) para dramatizar la existencia de la escritora. El estreno se llevará a cabo este sábado 29, a las 13:30 hrs., en el Foro López Mancera del Centro Nacional de las Artes (ya sabe usted, el monstruoso complejo que devoró a los Estudios Churubusco y al que se entra por Río Idem). Si por algún compromiso previo no puede usted asistir al estreno, le avisamos que la temporada se realizará los sábados y domingos a las 13:30, en el mismo lugar, hasta el 12 de marzo. Vaya usted, eso sí, muy bien abrigado porque los chiflones que corren entre la pesadilla arquitectónica que pomposamente llaman Cenart son de cuidado; además, llévese unos tenis o zapatos cómodos ya que las distancias y los rodeos, las flechas y contraflechas, las escaleras escherianas que suben bajando y al revés pueden sacarle várices, provocarle calambres o, como laberinto borgiano, toparse con el Minotauro (que todavía no encuentra la salida y aquí no hay Ariadna que valga) y tendrá usted que salir corriendo para salvar el pellejo, cosa bastante difícil si lleva cacles de supertacón y plataforma, o los cachetones bostonianos.

Encuentro de poetas griegos y mexicanos. Este será el primero entre poetas de ambos países y, como las lecturas se llevarán a cabo en griego y español, podrá usted maravillarse escuchando la sinfonía de la lengua griega, que, como los buenos vinos, tiene carácter y a la vez un secreto dulzor. La reunión será del 29 al 31 de este mes. El sábado 29, a las 18 hrs., en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Merengue, estarán Manolis Pratikakis y María Efstathiadou compartiendo la mesa con Homero Aridjis y Víctor Manuel Mendiola. El domingo 30, a las 17 hrs. y en el mismo lugar, el plato fuerte: Titos Patrikios y Andonis Fostieris cantarán poemas hombro a hombro con Hugo Gutiérrez Vega (que si no fuera por los apellidos bien podría pasar por griego) y Myriam Moscona. El lunes 31, a las 19 hrs., en el Museo de la Ciudad de México finalizará el encuentro con la participación de Anastasis Vistonitis, Giorgos Veis, Alejandro Aura y Elsa Cross. (Nomás le recomendamos que no exagere su furor helenístico hasta el punto de apellidar ``Mendiolitis'' a nuestro Víctor Manuel, o ``Auradou'' a nuestro Alejandro.) Ya en serio, no deje de asistir al menos a una de estas lecturas.

Sólo para melómanos (oídos de artillero, absténganse). La Orquesta Sinfónica Carlos Chávez anuncia su Primera Temporada de Conciertos 2000 junto con los Maestros de la Escuela Superior de Música (que para desgracia de profesores y alumnos -entre estos últimos mi talentosa sobrinita Julia, que tenía el local anterior a media cuadra de su casa- ha tenido que mudarse al Cenart, engendro estructural del que ya hablamos más arriba). Una serie de tres conciertos dobles, a partir del 23 de enero y hasta el 8 de febrero, marcarán el inicio de actividades de la orquesta. La temporada incluye, como ya es tradición, obras de autores clásicos, así como composiciones de músicos mexicanos. Entre otros, podemos citar a Maurice Ravel, Wolfgang Amadeus M., Ludwig van B., Joaquín Gutiérrez Heras, Héctor Quintanar y Roberto Sierra. Los maestros de la Superior de Música participarán en esta ocasión ni más ni menos que como solistas. Los conciertos se realizarán los domingos a las 18 hrs., y los martes a las 20:30, en el Auditorio Blas Galindo del Cenart (lugar e instrucciones ya mencionados arriba). Entrada general: 40 fobaproados y paolizados. Descuento del 50% a estudiantes (para los del CGH, como El Roco, habrá 110%, para que no se enojen), maestros (para maestros-que-no-son-líderes -porque en el sendero luminoso del CGH no los hay-, como Híjar y Benítez, se les pagará un salario caído) y afiliados al INSEN (como el Llanero Solidario y otros cletos, que tendrán derecho a silla de ruedas). (A los ex rectores y funcionarios de la UNAM se les cobrará triple porque con esos sueldazos se lo merecen.) Para mayores informes y reservaciones: lunes a viernes de 10 a 15 hrs., tels.: 5521-7960 y 5521-0686.

Doble o nada. Ediciones del Ermitaño lo invita a usted a la presentación del doble libro Poema para Silvia/Nómada de mí, de la poeta Mónica Mansour, este lunes 24 a las 19:30 hrs., en el Salón Dostoievski del Centro de Cultura Casa Lamm (Alvaro Obregón 99, local A, col. Roma). Participarán en la mesa José Ramón Enríquez, José María Espinasa, Margo Glantz y Verónica Volkow. Además, este evento tiene un plus envidiable: la compositora y amiga nuestra (a mucha honra) Marcela Rodríguez interpretará, de su autoría, dos nocturnos para guitarra. Modera Marcela González Durán. Habrá vino de parking y valet de honor. No me fallen, sobrinitos(as).

Carlos García-Tort

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Bazar de asombros


La defensa del Colo Colo y me fue como en feria (I)


Para los señores licenciados, Stan Laurel y Oliver Hardy

Mi paso a la historia seria, broncínea, respetable no se ha dado (ni se dará) debido a los finales de cine mudo que empañan la mayor parte de mis momentos epopéyicos. Mi consuelo es saber que algunos de mis compañeros de generación han visto deslucidas sus grandes ocasiones por la súbita irrupción de tonos y atmósferas horriblemente parecidos a los de las telenovelas mexicanas, venezolanas o colombianas.

En la FIL de Guadalajara del año pasado esa propensión tuvo manifestaciones que me parecieron ya alarmantes. Quiero compartirlas con los pocos y muy admirados y queridos lectores de esta columna por una necesidad de desahogo. No me guían la sed de revancha o el afán denunciador. Nada de eso. Lo hago simplemente para dar testimonio, pedir un poco de simpatía y sí... lo reconozco, para tomar una venganza debilitada de antemano por mi condición de personaje aferrado a una manecilla de reloj gigante y tratando de evitar la caída en el abismo. Enumeraré estos momentos anticlimáticos y despeñados en el gag para ayudar un poco a mi memoria y poner orden en mis ideas tan conturbadas por los agravios sufridos en la FIL, ese importante punto de reunión de los descendientes directos de Gutemberg y de los críticos de los distintos aspectos de la cultura. A todo el mundo le fue muy bien, pero a mí me fue como en feria y tomé el camino de regreso a la inversión térmica amedrentado y perplejo:

1. Evito el recuerdo de las viejitas beatas (agresivas y emprendedoras como personajes de película de Cacoyannis), armadas de uñas amenazantes que hicieron problemático mi paso a la historia de las grandes reformas universitarias. Después de su ataque regresé corriendo a mi oficina de rector de la Universidad Autónoma de Querétaro para contar a mis colaboradores y escasos simpatizantes lo sucedido (la escena tenía la sangre brotante de los arañazos propinados por las defensoras de la fe y las buenas costumbres. No mucha, pero sí la necesaria para crear un momento dramático). Me derrumbé en el sillón y, con ademanes desalentados y rostro lleno de reprobación y de firmeza en las convicciones, hice la crónica del ataque beateril. Las risas sofocadas y las miradas cómplices me obligaron a resumir lo acontecido y a olvidarlo en los futuros recuentos y comentarios sobre mi accidentado paso por la rectoría queretana. En este anticlímax veo la siniestra conjura de la derecha, pues ya podía haberme colocado en las páginas de la historia por medio del machetazo de uno de los cruzados asaltantes de la entonces pequeña universidad. Nada. Me hizo beber el cáliz completo en forma de ancianas arañantes y en medio de la risa disimulada de los que me vieron padecer ese singular trance. En fin... todo el mundo conoce la ferocidad de la derecha y sus retorcidas venganzas. Los pellizcos barrocos de las monjas pedagogas son una de sus crueldades.

2. Tampoco me detendré demasiado en las fallidas aventuras teatrales, en mis erráticos pasos por Difusión Cultural de la UNAM y el ``soberonazo'' final; en mis clases de literatura en español ante treinta uzbekos que no entendían una palabra de nuestra lengua; en el abrupto final de mis tareas diplomáticas, o en la estrambótica distribución de mis libros (la mayor parte descansa en interminables bodegas), capaz de desanimar a mis parientes de Jalisco integrados en una amable y benévola organización de compra, lectura y generoso comentario de mis publicaciones... Reconozco que la lista se ha quedado corta, pero por razones de salud mental corro un tupido velo para ocultar otros aspectos de mi biografía y paso a narrar los últimos desarrollos de esa mi propensión al pastelazo y al papelón.

3. La FIL de este año confirmó su categoría y su poder de convocatoria. El Premio Juan Rulfo para Sergio Pitol y las presencias de Saramago, Doña Tencha Allende y Gonzalo Rojas, entre otras personalidades notables, fueron algunos de los hitos de esa feria tan importante para Guadalajara, nuestro país, nuestra comunidad lingüística y las otras comunidades con las que debemos mantener un diálogo abierto e intenso. Cuando Doña Tencha Allende entró al salón Juan Rulfo de la FIL, casi todos los asistentes a la inauguración de la feria y a la entrega del premio a Sergio Pitol, aplaudimos con afecto. Mi memoria ya comienza a debilitarse, pero recuerdo vagamente haber sido presidente del Comité Nacional de Apoyo a Chile. En esos años hicimos lo que estuvo a nuestro alcance, apoyados por los partidos y grupos de la izquierda; algunas ONG, en aquel entonces apenas embrionarias; el mismo PRI encabezado por Reyes Heroles y, sobre todo, el presidente Echeverría que fue especialmente generoso y cumplió las obligaciones de dar hospitalidad a los perseguidos de la tierra. Este fue, sin duda, uno de los aspectos más hermosos de nuestra política exterior. Me acerqué a saludar a Doña Tencha y regresé a mi lugar para concentrarme en la brillante presentación de Carlos Monsiváis y en el discurso de Sergio Pitol que nos entregó una inteligente perspectiva para ver el mundo de Rulfo.

Hugo Gutiérrez Vega

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CONFIGURACIONES

Hugo Hiriart

Cavilación sobre un epígrafe olvidado

Considerado como espectáculo, lo que pasa en México deja mucho que desear. No es novedad. La novedad, para mí, es que, en estos días, no puedo desviar la vista del espectáculo repulsivo y pensar en otra cosa. Pese a que, lo digo con modestia, soy un maestro de la evasión. Estoy hechizado por lo inmediato. Para conjurarlo voy a poner por escrito una de estas cavilaciones. Es materia deleznable (se disipará más aprisa que el humo del puro que estoy fumando), lo sé, y hago mal en perder el tiempo escribiendo sobre eso, pero valga por lo terapéutico que pueda tener. Voy, pues, a hablar de Fox y de un epígrafe olvidado.

En secundaria y prepa, Gustavo Sainz y yo fuimos amigos. Conversábamos ya de literatura e intercambiábamos lecturas. Un día, en la librería Zaplana, tomó un libro, lo abrió delicadamente (Gustavo manipulaba los libros con tacto exquisito), me dijo ``mira que buen epígrafe'' y me lo leyó con voz pausada y didáctica. Durante más de cuarenta años he recordado el rabo de esa cita. Decía: ``de haber nacido Newton en una banda de ladrones, habría sido el inventor de una ingeniosa ganzúa''. El cuerpo del epígrafe lo olvidé.

El otro día, hojeando libros en una librería (``el lobo pierde el pelo, pero no el vicio''), abrí un libro y hallé el epígrafe. Es de un tal John Cleveland Cotton y dice así:

    No es suficiente la posesión del genio: la época y el hombre deben coincidir. Un Alejandro Magno nacido en una edad de profunda paz apenas habría preocupado al mundo; un Newton criado en una cueva de ladrones puede que no hubiera pasado de inventar una nueva e ingeniosa ganzúa.

Es un buen epígrafe, en efecto, tiene plasticidad. En condiciones normales me habría hecho pensar en los condicionales o urdir alguna historia, pero atrapado como estoy en lo inmediato, me descubrí haciendo el lamentable juicio: ``esto es lo que le pasa a Fox'', sí, Vicente Fox. Procedo a explicarme.

Un candidato con alma democrática quiere, desde luego, ganar la elección, pero quiere también con claridad que se cumpla la voluntad de la gente, aunque le sea adversa. El candidato hace su oferta, si es aceptada, qué bueno; si es repudiada, ni modo. Porque el candidato democrático sabe ``que no es suficiente la posesión del genio: la época y el hombre deben coincidir'' y a veces no coinciden. Pues bien, observo que Fox no tiene esta actitud: él parece creer que ganar o no la elección depende sólo de él, la ``época'' no existe, no hay nada con qué coincidir. Podemos llamar a esa actitud bonapartista y egocéntrica, ``voluntarismo desbordado'', y tiene consecuencias repulsivas.

La primera es que es fea, antiestética. No te burles, hay que confiar en la estética, es una guía: una acción ``fea'' de seguro es ``mala'' aunque no puedas precisar dónde queda su maldad. Y el espectáculo de un hombre avorazado (hacia lo que sea) es, la verdad, muy desagradable. Es sórdido (en el sentido hegeliano de ``hacer público lo privado'') y muestra no sólo descontrol de quien actúa, sino alteración de la idea sana de cómo es el mundo y el modestoÊpapel que desempeñamos. Endiosa su pasión y, al hacerlo, se endiosa a sí mismo. Y por eso pierde la caballerosidad.

No te rías, la caballerosidad es importante. Un mundo sin ella es pobre y egoísta. La caballerosidad es altruista, perceptiva de las necesidades de los demás, implica gobierno de uno mismo, decoro, modestia y amor al juego limpio.

He dicho ``juego limpio'', con espíritu deportivo. ¿Puede haber algo menos caballeroso que pretender jugar con ventaja?, ¿y qué es, si no, insistir en la diferencia de que unas boletas tengan foto o silueta y otras no? Eso no es de caballeros, sino de gente ``baja y soez'', como decía Don Quijote. No, señor, un caballero no sólo no busca, sino declina con energía toda ventaja.

No sé que le pasa al PAN, antes no era así, antes eran caballerosos (y acusaban al PRI de ser, justamente, un partido de aviesos y logreros). Y hoy llaman a ``jugar con ventaja'', ``ingenio de los publicistas''. La publicidad es lo menos caballeroso que existe: se basa en una locura prohibida por entero a un caballero, a saber, el autoelogio. Pero un candidato no es ni puede ser una mercancía sujeta a publicidad. ¿Qué pensaría de esto don Manuel Gómez Morín?

Para terminar de modo caballeroso, un consejo: el pueblo mexicano, oscuramente, confía en la caballerosidad y sabe apreciarla. La gente sin serenidad ni distancia sana hacia sus voliciones, de la que puede sospecharse de capacidad de agenciarse el poder por cualquier medio, no puede tener su voto. ``Si el triunfo es sucio o dudoso, prefiero no ganar'', eso y no otra cosa es lo que dice un caballero.