Presencias
Una espada caliente
amansa el viento
La hoguera intemporal
del beso
posterga sus pasiones.
Sombras ceden al
pie de la figura,
sombras muertas
de sed. Desposeídas.
Las nubes ya no
tienen cabida
en este clima.
La frescura de
ayer
habrá rodado
hasta el seno del recuerdo
como rueda la flor
decapitada.
Nos conmina el
reloj, pero el pez vivo
del cuerpo se rehusa
a quedar
sobre las brasas.
El sol tiene más
hambre que todos los mortales.
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Común acuerdo
Si te comes un pan estás
ganando la orilla de otros
años, pues conquistas
la plaza de la vida, con
ser el pan, apenas, una anécdota
de todos los poderes.
Dale vueltas encima de tu lengua
en honor de su proceso, saboréalo,
dale gusto a tu gusto hasta
que hayas absorbido su azúcar,
su sal, su levadura, su peso
de paloma, para tener presente
el currículum del hombre
que se desvela y suda y
odia, como ninguno, la caída
del hambriento. |
Francisco
Morales Santos nació en Sacatepéquez en 1940. Es una de las
voces principales de la poesía guatemalteca. Autor de Cartas
para seguir con vida, Poesía para lugares públicos, Conjuros
para gangrena y tumba, Ceremonial contra el olvido, y de varias antologías
de poesía de Guatemala.
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